Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82
Ayer el presidente Jimmy Morales dijo a periodistas lo siguiente: “Usted alguna vez había visto que a la primera un candidato ganara, eso es histórico, ese es un elemento para romper paradigmas, yo conozco candidatos que a la primera desaparecen partidos, por ejemplo, cómo se llama este señor, Manfredo Marroquín, a la primera participación desapareció un partido de 25 años, eso sí es una tragedia, lo otro es una hazaña”.
Y es importante recordarle al mandatario que terminó ganando porque la gente, harta de la podredumbre del sistema, cuyas caras visibles eran el Partido Patriota, Manuel Baldizón y Sandra Torres, pensó que peor de lo que estábamos en ese entonces era imposible y se decantó por un desconocido que al día de hoy se quiere vestir con piel de oveja.
Dijo que no era ni corrupto ni ladrón, pero terminó estableciendo en Guatemala el concepto de que la corrupción era normal y pasó a ser el ejecutor de los poderes paralelos del país (desde los copetudos que invitó a su casa previo al non grato, hasta aquellos con los que comió gallina en crema con loroco) para intentar acabar la lucha contra la corrupción porque le preocupaban unos “vueltos” del Registro de la Propiedad y porque sabía que su esquema “perfecto” de financiamiento a través de pagos hechos por terceros, había sido descubierto.
El futuro diputado del Parlacen (buscando inmunidad) insiste que la campaña electoral de 2015, con la que ganó la Presidencia, fue “completamente barata” y diferente a las campañas de años anteriores cuando se gastaban cientos de millones de quetzales.
“Nosotros ni llegamos a 5 millones en publicidad, y ni siquiera publicidad, sino que logística porque en publicidad lo que gastamos, mil vallas de señalizaciones de tránsito que nos costó Q129 cada una de ellas, Q129 mil fue nuestro verdadero punch publicitario”, señaló.
Ajá, pero se le olvida que la gente confesó (las mujeres no se echaron para atrás) lo que habían hecho para financiar al Presidente, bajo la excusa de que era eso o caer en las “garras” de Baldizón y aunque ahora el Congreso lo ha arropado y aunque espera refugiarse en la inmunidad del ente regional, Morales sabe que su cita con la justicia llegará más temprano que tarde.
Un lobo pretende vender espejos, pero él sabe que ganó porque operó dentro del sistema, vendió su alma al diablo y por eso su presidencia ha sido alabada solo por aquellos a quienes la justicia les quitó el sueño; poderoso grupo que supo exacerbar el tema ideológico y utilizar las tácticas del pasado para infundir el suficiente miedo para acallar las voces de la gente y hacerlos “olvidar” la Guatemala en la que todos juguemos bajo las mismas reglas.
Morales dijo que nunca metió las manos para favorecer a los suyos o beneficiarse él, pero sería interesante que cuando de la cara responda en qué categoría cae el haber expulsado a los investigadores, propiciar la persecución de quien lo acusó y nombrar a una fiscal que hasta la fecha ha cumplido el pacto.
Ya solo quedan un poco más de dos meses de Presidencia de alguien que tuvo todo para pasar a la historia como el gran reformista de este país, como aquel que le dio esperanza a la gente, oportunidad a los que las piden y mejores condiciones para los que no buscan sucumbir en el buen actuar, pero que optó por fortalecer el sistema, propiciar impunidad y hacer retroceder al país 20 puntos en competitividad pero, increíblemente, alabado por algunos que dicen preocuparse porque seamos “más competitivos”.
Un lobo se puede vestir con piel de oveja, pero el sol no se tapa con un dedo. Como a todos, ya le tocará rendir cuentas al Presidente y lo que hoy son palabras, mañana deberán ser pruebas de descargo.