Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Si el pueblo guatemalteco estuviera realmente representado en el Congreso de la República, en vez de que algunos diputados estuvieran perdiendo el tiempo en revanchismos contra la CICIG por haber procesado a muchos corruptos que permanecían impunes durante el tiempo que estuvo en el país, estuviera haciendo todo lo posible por imitar a los chinos, en donde el Tribunal Popular Supremo y la Fiscalía del Estado, máximas instancias judiciales de República Popular China, han establecido que la pena de muerte será aplicable a aquellos líderes corruptos que malversen o reciban sobornos superiores a los tres millones de yuanes (aproximadamente 463 mil dólares).

¿Se habrá preguntado usted, estimado lector, cuántos daños y perjuicios ha causado la corrupción en nuestro país? Bien sabemos todos que no hay servicio de la administración pública (salud, educación, infraestructura, asistencia social y justicia entre otros) que no haya sido perjudicada por falta de recursos, mientras estos han ido a parar a bolsillos de quienes integran la cúpula presidencial como de los colaboradores y simpatizantes de la misma. A manera de ejemplo, hace poco me enteré que en casi 300 años que tenía de existir el Hospital San Juan de Dios no tenía una clínica especial en donde confluyeran médicos dedicados a combatir e investigar el cáncer de mama y que gracias al doctor Sergio Ralón fue posible hacerlo, pero siempre padeciendo la eterna falta de recursos, pues hace 75 años trasladaron el equipo de radioterapia para otra entidad especializada en la materia y si no hubiera sido porque Fundecan les favoreció con tan indispensable servicio, a estas horas todavía estuvieran pasando penas tantas víctimas de dicha enfermedad.

¿Quién no sabe de carencias y necesidades que no debieran existir con tan multimillonario presupuesto de ingresos y gastos de la nación y quién ignora que la impunidad es la causa fundamental de su mala ejecución? Por eso digo que, a mi manera de ver las cosas, los chinos están haciendo lo correcto al aplicar la pena de muerte para los que resulten culpables y en el caso de aquellos que confesaren el delito o devuelvan el dinero malversado, la pena capital podría suspenderse conmutándose por cadena perpetua. La norma emitida recientemente advierte que los altos cargos pueden ser juzgados por complicidad si no denuncian la corrupción cuando les haya constado, incluso si forman parte de su familia. Todo lo anterior se debe a que el presidente chino Xi Jinping al llegar al poder en 2013 combatió la corrupción y malversación lo que ha representado hacer decenas de destituciones y expulsiones del Partido Comunista, investigaciones, juicios y condenas a líderes o ex líderes nacionales, incluido al mismo Ejército.

Ahora que por fin va a terminar el nefasto gobierno de Jimmy Morales e iniciamos el nuevo período de Alejandro Giammattei, creo que es el momento preciso para preguntarnos: ¿Qué esperamos? ¿Seguir permitiendo impunemente el mal manejo de los recursos públicos o ponerle un punto final?

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