Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Ayer, miembros de las cámaras empresariales del país salieron a criticar al Congreso por la no aprobación de una alianza público privada para la “recta” de la autopista Escuintla – Puerto Quetzal y argumentaron que dejan al país en una posición desventajosa económicamente hablando.
Por supuesto que con el Legislativo, en donde tienen abundantes amigos y fieles servidores, no usaron el tono que han utilizado en contra de la Corte de Constitucionalidad (CC) y es que esta vez se molestaron con el Legislativo porque no les cumplió con algo de su especial interés, pero ya todos sabemos que hasta en el Día Infame (13 de septiembre del 2017), cuidaron sus palabras porque dijeron estar en desacuerdo con la forma, pero en acuerdo con el fondo, extremo que se probó con las modificaciones al financiamiento electoral.
Este Congreso ha sido el más nefasto en la historia del país, puesto que ha superado las formas de los depurables de la década de los 90 y aventajar a aquellos personajes de la época, no es poca cosa.
Pero como los diputados han jugado un papel fundamental para regresar las cosas al pasado de impunidad y para fortalecer un sistema que no da para más, la luna de miel se ha extendido y salvo quejas como la de ayer, han mantenido una armonía inconcebible y que quedará para la historia.
Hay quienes dicen que incluso en el sector privado hay algunos que no quieren la autopista y solo Dios sabrá por qué, pero será algo que nunca conoceremos porque hay reglas no escritas que hacen a los “disidentes” ser muy tímidos en sus formas y dejan que los más radicales, menos propositivos y menos proclives a alcanzar mínimos, dominen la narrativa.
No hay autopista (por ahora) pero tampoco hay Ley de Competencia, ni Ley de Aguas, ni de Aceptación de Cargos, lo que habla de la relación con el Legislativo. Pero tampoco hubo una adición al Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur porque algunos veían más desventajas que ventajas y entonces el país entero se quedó por fuera.
Y ese es el problema puesto que en lugar de tener debates de altura y forzarnos todos a encontrar mínimos para atender las cosas importantes del país, seguimos intentando fortalecer un sistema que no da para más. Saben ellos y sabemos todos que el sistema así como da, también quita, pero se sienten más cómodos con lo que da porque sigue ofreciendo mucha tranquilidad para volver las cosas al pasado en el que regía la ley del más fuerte o el menos escrupuloso.
El martes decía que es necesario que quienes entienden el reto que tenemos y que estamos jugando con fuego porque la economía entera depende de los deseos de impunidad de algunos, es necesario que surjan voces sensatas que nos permitan sentarnos alrededor de una mesa para alcanzar acuerdos.
He dicho que el cambio es un tema económico y urge cambiar el modelo electoral para que decisiones tan importantes como una autopista, una ley de competencia, de aguas o de aceptación de cargos, no quede en manos de mafiosos y mediocres que responden a poderosos intereses.
Como tan bien les sirven los diputados, los critican con “pinzas” porque no desean enojar a sus fieles esbirros. Qué interesante será la postura que fijen por la nueva ley con impunidad del partido de TODOS, que tiene en la mira a los colaboradores eficaces.