Cartas del Lector

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Por Rolando Alfaro Arellano

La vida es corta, pero a juzgar por la obra de los que han sabido trabajar bien, es larga.
(Lucio Seneca)

En los últimos meses hemos venido presenciando las irregularidades que se vienen presentando para la elección de jueces y magistrados de la República de Guatemala, y es que para los que hemos tenido la oportunidad de haberle servido a la Administración de Justicia, nos hemos dado cuenta que en la realidad no ha existido el respeto de los responsables de nombrar a los destinados para tan loable trabajo, han cometido el terrible error de politizar el trabajo de quienes hemos servido al Estado en esa rama del Derecho.

La experiencia ha sido muy fuerte, debido a que no existe el respeto de los que creen que se trata de una carrera profesional que cada cambio de gobierno, se arruina por la diversidad de políticos, si así se les puede denominar y que cada cuatro años, logran ganar las elecciones.

En la carrera del Derecho, no se puede improvisar. Ello sería como que en los hospitales, en que se dispusiera que a los enfermos los trataran solo los que principian la carrera respectiva.

Quienes, de verdad, tuvimos el honor de seguir la Carrera Judicial, comenzamos desde pasantes, secretarios, Jueces de Primera Instancia y Magistrados de las Salas de Apelaciones.

En consecuencia, es un tremendo y antiético error, elegir a profesionales que no tienen ni la experiencia ni la preparación suficientes como para entrar de lleno a ocupar cargos de gran responsabilidad.

En consecuencias, mis estimados lectores podrán averiguar el cúmulo de problemas que se presentan cuando los que creen ser políticos proponen a profesionales para ocupar cargos tan delicados en los diversos tribunales de la República. Ello, porque siempre se provocan malos entendidos y divergencias respaldándose en que son amigos de tal o cual politiquero.

La verdad es que si se sigue con la metodología, anteriormente relacionada, la República de Guatemala, no podrá salir de la enorme crisis en que se encuentra.

Estimados lectores, les solicito, si así les pareciera, que reflexionemos con lo antes afirmado, pues el mayor peso recaerá sobre las nuevas generaciones que tendrán que enfrentar tan grave descomposición jurídica, social y moral.

Finalmente, nuestra Guatemala, la flor de pascua en la cintura de América como lo enunciara nuestro Premio Nobel, Miguel Ángel Asturias, no se merece las barbaridades que a diario vienen cometiendo los politiqueros ya enunciados.

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