Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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Factor Méndez Doninelli

En Guatemala, la lucha contra la corrupción e impunidad sigue encontrando adversarios blindados que buscan la forma de paralizar y evitar que se continúe investigando y descubriendo a personas, grupos, instituciones, empresas y testaferros que desde el Estado, han creado redes criminales para mantener el saqueo de fondos públicos, violar las leyes, comprar o someter voluntades y atacar a las pocas instituciones públicas que hacen bien su trabajo. Esta actitud ha sido evidente, sobre todo, después que culminó el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) que el actual Gobierno se negó a renovar.

En las últimas semanas, hemos sido testigos de los afanes de un grupo de diputados que persisten en atacar el trabajo de la Institución del Procurador de Derechos Humanos, en particular del titular Augusto Jordán Rodas Andrade. Este grupo de diputados quiere la cabeza de Rodas Andrade porque les resulta incómodo, debido a que el PDH ha cumplido con su trabajo defendiendo los derechos humanos (DD. HH.) de la población. Ven al PDH como una piedra en el zapato, un estorbo que debe ser eliminado.

Al PDH no le perdonan que en el ejercicio de su mandato, haya defendido el trabajo de la CICIG, impedido mediante la defensa del Estado de Derecho la expulsión del comisionado Iván Velásquez y de Anders Kompass, embajador de Suecia en Guatemala. Entonces, como el PDH no se ha subordinado a los intereses de los corruptos, según ellos es una pieza inútil y por tanto, debe ser excluida.

Ahora sin la CICIG los corruptos incrustados en los tres Poderes del Estado creen que pueden seguir robando, burlando la ley y consolidando sus redes criminales porque presumen que no hay quien pueda detener sus perversos actos. Con respecto a la lucha contra la corrupción e impunidad, siempre he sostenido y vuelvo a reiterar que todo lo que hasta hoy se ha logrado, es fruto del excelente trabajo hecho por la CICIG, en tanto, su carácter internacional porque si se hubiera querido hacer entre guatemaltecos, estoy seguro que no se hubiera avanzado.

Las mafias se niegan a perder sus privilegios y la estrategia para alcanzar ese propósito, es eliminar cualquier obstáculo que se interponga en el camino, no importa si para eso hay que debilitar a las instituciones, pasar encima del Estado de Derecho y lesionar la incipiente democracia en construcción. La consigna de los corruptos es muy clara, quien no está conmigo es mi enemigo. A partir de esta idea, la decisión es suprimir cualquier intento que frene sus ambiciones.

Ahora y antes hemos visto esos afanes. Ataques contra jueces, fiscales y otros administradores y operadores de justicia, retrocesos y debilitamiento del actuar de instituciones, irrespeto a la independencia de Poderes, manipulación de las leyes, retardos maliciosos, obstrucción de la justicia, desacato a resoluciones judiciales, sin faltar las amenazas y campañas de desprestigio. Todo dirigido a acosar y paralizar las investigaciones en curso y los procesos penales que enfrentan algunos corruptos y otros privados de libertad.

Lo que hacen los corruptos con este tipo de afanes es debilitar el Estado de Derecho y las instituciones, pero sobre todo, dañan el fortalecimiento de la democracia, impiden la cultura de legalidad, mantienen la corrupción e impunidad, hacen retroceder al país y a su sociedad. Por eso y más Guatemala sigue a la zaga.

Me solidarizo con el procurador Augusto Jordán Rodas Andrade y con los equipos de trabajo de la Procuraduría de Derechos Humanos. Repudio las acciones de corruptos que persisten en atacar y deslegitimar el trabajo de defensa de los DD. HH.

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