Por definición, la función de un fiscal comprometido con el cumplimiento del deber implica enormes riesgos porque su tarea es perseguir a todo tipo de delincuentes y criminales que, obviamente, disponen de los medios y tienen la ausencia de escrúpulos como para vengarse violentamente de quienes les investigaron y sometieron a juicio. Lo mismo si se trata de individuos que delinquen o de miembros del crimen organizado, sea éste de cuello blanco, de pandillas o del narcotráfico. Todos los que tienen inclinación al crimen son altamente peligrosos y de esa cuenta la protección a los fiscales es indispensable si se quiere un trabajo efectivo en las acciones en contra de los delincuentes.
La actual Fiscal General, envenenada por su actitud en contra de su antecesora, no solo dispuso ordenar que cesen las medidas de protección a favor de Thelma Aldana y de su familia, sino que además ha dicho que no es tarea del Ministerio Público brindar protección a los fiscales y que será el Ministerio de Gobernación el encargado de analizar los casos y decidir si se brinda o no la protección del caso. Y eso justamente cuando el Ministerio de Gobernación se ha alineado en el esfuerzo de Consuelo Porras por someter a prisión a la ex fiscal general con el evidente ánimo de meterla a prisión. Allí cualquier criminal pueda ejecutar el viejo plan para asesinarla.
Es inaudito que la Fiscal General diga que la denuncia en su contra será analizada precisamente por la Fiscalía que montó el caso por la compra de un edificio en la zona 5, comprado por debajo del precio que tiene el avalúo fiscal (no comercial) del catastro, pero más aún que se empeñe en enviar el mensaje a los fiscales que ninguno tendrá derecho a protección aunque se hayan enfrentado a poderosas mafias compuestas por peligrosos y muy poderosos delincuentes que pueden recurrir a las bandas de sicarios, locales e internacionales, para cobrar venganza, como ya se había dispuesto precisamente contra Aldana en las negociaciones que tuvo con el Cártel de Sinaloa el anfitrión de Jimmy Morales en el célebre almuerzo con gallina en crema de loroco que el MP no se ha dignado siquiera en investigar, aunque sea para tapar el ojo al macho.
Garantizando la desprotección, ¿quién se atreverá a ser un buen fiscal que enfrente a los criminales? Obviamente todo apunta a acabar con los avances en la investigación criminal, tan conveniente para las mafias.