Gladys Monterroso
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“Asóciate con hombres de calidad si estimas tu propia reputación; pues es mejor estar solo que mal acompañado”
George Washington
Mucho se ha hablado sobre el incidente protagonizado por el Presidente electo y la situación derivada del uso indebido del pasaporte italiano, en un viaje en el que pretendía encontrarse con un autoproclamado Presidente.
¿Por qué uso indebido? Porque, aunque aún no ha tomado posesión es vox populi que tras telones ya se encuentra en la cocina del gobierno. (Lo que es lo mismo entre bambalinas tomando decisiones) por lo que su injerencia es más que notable, con las modificaciones a la LEPP, existe un margen considerable de tiempo entre la elección de los candidatos y la toma de posesión de los mismos.
En lo particular considero, que un tiempo prudencial entre el ejercicio del poder de uno y otro es necesario, pero esto se tergiversa desde el momento que uno lo hace y otro lo permite: Gobernar antes de tiempo, con la aceptación del Presidente saliente.
Estamos viviendo un cambio de cultura que trae aparejado la consabida crítica al sistema, el problema no es precisamente de la sociedad, es de los seres humanos que no “entienden” y respetan al mismo, porque la norma se tiene que respetar y cumplir sí o sí, de no hacerlo se tipifica como incumplimiento de funciones, situación que para un Presidente recién electo no es nada recomendable.
La norma no solamente la encontramos en la Constitución o la ley ordinaria, también se encuentra en la moral, la que establece la ética y la escala de valores de cada persona, del deber ser y el saber estar, elementos que no son sencillos de apreciar, más aún cuando se ostenta el poder absoluto, porque honrado no solo hay que serlo, hay que parecerlo.
Un funcionario guatemalteco, en funciones o electo, debe actuar siempre como tal, porque el hecho de no haber jurado aún respeto a la Constitución y a la población no significa que no se deban respetar, y actuar conforme a lo establecido.
En referencia a lo anterior, podemos mencionar que el Presidente electo de Guatemala, puede ostentar cuantas nacionalidades tenga por razón de nacimiento, o decisión, lo que no puede hacer, es viajar a cualquier otra nación a realizar actos oficiales o no, con pasaporte de otro país, se debe respetar que es el presidente electo de todos los guatemaltecos, aunque esa elección sea por una cantidad mínima de ciudadanos, ese hecho no resta importancia a la representatividad que ostenta, vamos, que aunque hubiera sido electo por la diferencia de un solo voto, es si o si el presidente electo.
El señor Giammattei debe escuchar a sus asesores, estos deben servir primero a la nación a la que se deben, y posteriormente a él, y servir significa darle en toda oportunidad el consejo oportuno, pero antes de darle cualquier tipo de consejo, deben saber los límites que conllevan el cargo que aunque aún no ostente, se encuentra próximo a hacerlo, cualquier viaje que realice lo hace como Presidente electo, no se trata de que lo quiera o no lo quiera hacer, por mandato moral lo es, no son reglas solamente escritas, existen también las no escritas, que son tan importantes las que sí lo están.
La función pública se encuentra implícita aún antes de haber tomado posesión del cargo de que se trate, aunque aún no haya sido juramentado, veamos un ejemplo, un Magistrado a la Corte Suprema, desde el momento en que es nombrado, debe actuar como tal, aunque no se haya cumplido con el deber formal de haber sido juramentado, ya es un funcionario nombrado, y como tal debe conducirse.
Lo mejor sería que el Presidente electo ofreciera las disculpas del caso, que errar es de humanos, y diera las explicaciones pertinentes, le aconsejaría no escuchara a los netcenters, a estos que venden su pensamiento no los debe escuchar, no solamente el Presidente electo, cualquier funcionario, o ciudadano, su pensamiento está vendido al mejor postor.
La función pública es indelegable, respetable y respetuosa en sí misma.