Dedicado in memoriam al doctor Guillermo J. Cano.
Jurista argentino, precursor ilustre en Derecho Ambiental.
Por: Rolando Alfaro Arellano
Desde el momento en que esta Tribuna de La Hora aceptara mi colaboración para hacerle llegar a los lectores mi experiencia profesional en materia jurídica, acepté de buen agrado, ya que no son todos los medios de comunicación los que abordan sistemáticamente el tema de nuestro entorno humano.
Por otra parte, los cambios tan cortos de los diversos gobiernos, quizás, no les alcanza para legislar los diversos problemas que más aquejan a nuestros ciudadanos. Ello, tiene la problemática que, en cada cambio de gobierno, se priorizan algunos de los principales problemas que los asesores de turno creen prioritarios, sin tener en cuenta que dejan en el tintero otros problemas tan iguales o más delicados que los que se creen son necesarios.
Asimismo, en diversos cambios de gobierno, se vienen cometiendo equivocaciones que afectarán más a los habitantes del territorio nacional y que algunos estiman no constituir tanto peligro al desarrollo del ejercicio del poder.
Lo anteriormente señalado, se puede reforzar con nombramientos públicos de personas que ni tienen el conocimiento, ni conocen la gravedad del cargo que se les asigna.
Si bien es cierto que nuestro país participara en la Conferencia de Estocolmo, Suecia en el año de 1972, ello, no es excusa para creer que se llenaron las expectativas para tal asistencia. Cuestión totalmente fuera de la realidad.
El resultado está a la vista, pues los iletrados creen que, con una Ley Ambiental, sin los reglamentos requeridos por la legislación nacional resulta ser totalmente sin llenar los requisitos que para esos casos exige el Derecho Constitucional.
El ejemplo más próximo es el de la depredación de bosques, lagos sucios y pendientes de secarse y empantanarse.
El resultado pronto estará a la vista, enfermedades, desempleos, y, ausencia de turistas.
Quienes piensan que lo últimamente no es verdad, pues se les sugiere que visiten los lugares depredados y posiblemente, crean lo que sus ojos miren, o sea, un desastre total.
Otra de las graves ignorancias, es la que creen resolver con algunas asistencias a asambleas de Naciones Unida para tratar los temas ambientales para presumir que el país está sin novedad y lo peor, ninguna de las delegaciones se refiere al peligro que vivimos con el deterioro de nuestros recursos naturales.
En consecuencia, esta nueva serie de artículos tiene el propósito de aclarar algunos conceptos y desinformaciones que desde hace tiempo vienen las personas inescrupulosas desorientando a nuestra población.