La resolución de la Corte de Constitucionalidad que ordenó enderezar el proceso de postulaciones para la conformación de las Cortes de Apelaciones y de la Corte Suprema de Justicia vino a desarmar un pastel que se había preparado minuciosamente para que fuera el logro final del esfuerzo por volver al imperio de la impunidad en el país mediante la captura del Sistema de Justicia y, por lo tanto, se hacen denodados esfuerzos por encontrar atajos que permitan retomarlo, de manera que se pueda concretar lo que ha sido una especie de sueño de opio de los poderes fácticos y ocultos, porque sin la presencia de la CICIG ni de un MP activo, sabían que estaban a punto de estructurar todo de manera que no hubiera piezas que se salieran del guacal.
Tanto en el Congreso como en las Cortes, contando con el apoyo del Consejo de la Carrera Judicial, se buscan los caminos para jugarle la vuelta a la resolución de la CC y ya se ha anunciado que pueden hacer una calificación a toda velocidad para que sea esta legislatura la que haga finalmente la elección de los magistrados. Y es que por supuesto que a dedo y sin mecanismos de verificación se puede asignar una calificación a todos los aspirantes que forman parte de la carrera judicial en cuestión de horas, pero no es ello lo que se contempla en la ley y lo que la Corte de Constitucionalidad resolvió.
Hemos dicho que estos tres meses y medio que van quedando al gobierno actual serán realmente intensos porque son muchos los que necesitan aprovecharse del control que se tiene sobre el Congreso para garantizarse impunidad y harán lo necesario para lograrlo luego de los sobresaltos que tuvieron que vivir aún aquellos que históricamente se sabían intocables en este país de la eterna impunidad.
Por ello no extraña que arrecie el ataque contra la CC desde distintos flancos puesto que se le identifica como el auténtico valladar que tienen en el camino los promotores de un Sistema Judicial viciado que responda a los intereses de esos grupos poderosos. Si se hace un mapeo de los grupos que están dedicados a minar la autoridad de la Corte de Constitucionalidad y que hacen de la prolongación del mandato de los magistrados actuales “el gran tema”, entenderemos quiénes son los principales actores de esa tragicomedia que nos ha tocado vivir alrededor de ese absurdo debate sobre la corrupción que fue llevado al campo de la polarización ideológica.