El escándalo que se vive en Estados Unidos tras la divulgación de la queja de un funcionario que se siente obligado a informar de una seria anomalía, ha permitido conocer la forma en que se produjo la conversación telefónica entre el Presidente de Estados Unidos y su colega de Ucrania, en la que el primero usó la extorsión como instrumento para buscar que el Gobierno ucraniano señale como corrupto al hijo de Joe Biden a fin de facilitar la ruta a la reelección de Trump. El tema de las sanciones económicas vigentes sobre Ucrania fue la pieza clave de todo el asunto, porque las mismas podrían persistir o ser revocadas, dependiendo del nivel de ayuda que se diera para destruir la candidatura del exvicepresidente Biden.

A los guatemaltecos no nos sorprende en absoluto lo que estamos viendo, puesto que públicamente y por medio de sus redes sociales, el señor Trump usó la extorsión para poner de rodillas a poderosos sectores en el país que se oponían a la firma de un Acuerdo de Tercer País Seguro. Primero amenazó con establecer un impuesto a las remesas que envían los migrantes a sus familias en Guatemala, luego con imponer aranceles a todo producto nuestro que sea exportado a EUA y, finalmente, advirtió que podría haber prohibición de viajes, lo que puso a temblar a muchos y provocó que hasta se produjeran comunicados a favor de someterse ante la exigencia de Estados Unidos en el tema de los acuerdos migratorios.

Personalmente creo que aunque se trata de un serio escándalo sin precedentes lo de la conversación con el Presidente ucraniano, a Trump no le hará mucho daño porque, como él mismo dijo en el 2016, él siente que puede disparar a alguien en plena quinta avenida de Nueva York sin que eso se traduzca en la pérdida de ni uno solo de sus votos. (Véase Trump: “I Could Stand In the Middle Of Fifth Avenue And Shoot Somebody And I Wouldn’t Lose Any Voters”)

Pero eso no quita que se trate de un flagrante abuso de poder y de una forma perversa de su ejercicio para obtener beneficios personales. No olvidemos que en ambos casos, el de Ucrania y el de la migración de centroamericanos, la preocupación esencial del Presidente de los Estados Unidos es su reelección y para lograrla no vacilará en utilizar las armas que han sido propias de su propia vida empresarial.

Párrafo aparte merece el caso de Hunter Biden, el hijo del exvicepresidente, porque siempre he pensado que no basta con hacer las cosas bien sino además hay que, como la mujer del César, aparentarlo y desafortunadamente su trayectoria será siempre un lastre sobre la figura del veterano político. Pero una cosa es que se pueda hacer una investigación al respecto y otra que se use no sólo el poder de la Presidencia sino el del mismo Fiscal General, que dirige el Departamento de Justicia, con el objeto de allanar el camino a la reelección del presidente en medio de la sumisión a la indecencia del partido Republicano.

Vivimos una época en la que la decencia perdió importancia y el cinismo inmoral es aplaudido de acuerdo a intereses políticos, como lo vemos aquí con “gente decente” aplaudiendo lo que hacen los miembros del Pacto de Corruptos porque, al fin y al cabo, es lo que les conviene en su afán por mantener la impunidad.

Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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