Edgar Villanueva
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Como dijo Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Considero que lo expresado por Mandela sigue teniendo vigencia y por tal razón, hoy abordaremos tres recomendaciones para el próximo Gobierno en el ámbito de educación. Confieso que esta no es una rama que yo conozca a profundidad, pero priorizaremos el ejercicio de propuesta que nos hemos trazado, con la intención de abrir una discusión sana y determinar si las recomendaciones son prioridades, o si hay otros temas que deberían de abordarse primero.
Unos de los pasos importantes y que no requieren de grandes cambios estructurales o legales es el cumplimiento de los días de clases. Huelgas y otras excusas no han permitido que se cumpla a cabalidad con el ciclo escolar y esto ha tenido un impacto en la consistencia de la educación de nuestra niñez y juventud. De la mano de este tema, y aunque es un reto mayor por temas de presupuesto, las nuevas autoridades se deben asegurar que los establecimientos educativos reciban el mantenimiento adecuado y que aquellos que no estén en buenas condiciones, sean mejorados para poder albergar a los estudiantes. Si nos damos a la tarea de cumplir con los días de clase, un ambiente adecuado para ello es fundamental.
Como segundo punto, sugiero empezar a sentar las bases para una modificación sustancial a la carrera magisterial. Si queremos elevar la calidad de la educación en Guatemala, además de niños bien nutridos, debemos tener maestros bien capacitados. Dos o tres años de magisterio no son suficientes para que un docente pueda obtener conocimientos que le permitan impartir educación de alto nivel. Debemos de comenzar incentivando al recurso humano existente, no a través de pactos colectivos, sino a través de educación y capacitación. Al mismo tiempo, debemos asegurarnos de que los futuros docentes puedan encontrar las herramientas necesarias para entregarse a su vocación, y que, de la mano de un título universitario especializado, puedan integrarse a las aulas públicas para educar al futuro de nuestro país.
De la mano con la carrera magisterial, debemos de trazar una hoja de ruta que permita la adaptación del pensum educativo nacional. La globalización y la tecnología nos presentan nuevos retos y nos demandan nuevas destrezas en aquellos que, al salir de su ciclo educativo, desean integrarse a la fuerza laboral. Si queremos ser competitivos en la región y en el mundo, debemos de adaptarnos a los requerimientos del mercado y dotar a los futuros ciudadanos de las herramientas necesarias para ser exitosos en un mundo que cambia a diario.
Del tema de sindicatos magisteriales, ni hablar. Es una tarea de primer orden, donde el gobierno entrante tendrá que enfrentarse a una mezcla de intereses y evitar ser coaccionado con la misma cantaleta del pasado. Esperemos que los líderes magisteriales acepten que son ellos quienes necesitan ceder primero, ofreciendo un mejor servicio, antes de pedir una mejor remuneración. Es una deuda que tienen con Guatemala.