Ilka Oliva Corado, publicó su libro número 14, llamado Norte. FOTO LA HORA/Moira Pujols

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

A finales del mes de agosto, la escritora guatemalteca Ilka Oliva Corado, publicó su libro número 14, llamado Norte, que contiene una compilación de relatos cortos que ha escrito durante quince años de su estadía en Estados Unidos.

Oliva Corado, migrante guatemalteca, quien ha caracterizado por su capacidad de escritura y por expresar contundencia en sus ideas y pensamientos sobre determinados temas, también se ha dedicado a pintar en los últimos meses.

La escritora concedió una entrevista a La Hora y a La Hora Voz del Migrante y explicó detalles de su libro y las razones que la siguen motivando a escribir.

El libro contiene varios relatos cortos que ha escrito durante su estadía en Estados Unidos.
FOTO LA HORA/Moira Pujols

La Hora Voz del Migrante. ¿Cuándo se publicó tu libro? ¿Cómo se llama? ¿Qué temática aborda?

Ilka Oliva Corado. Sí, el libro se llama Norte, es una compilación de relatos cortos de los que he escrito a lo largo de  estos quince años viviendo en Estados Unidos, algunos de ficción pero la mayoría sobre mí día a día en este país. El nombre de Norte nació automáticamente, porque en la provincia y arrabales guatemaltecos le llamamos norte a Estados Unidos, entonces no migramos hacia Estados Unidos, migramos hacia el norte. Porque en el lenguaje de nuestros ancestros, en la memoria de nuestros  abuelos, este territorio sigue siendo el norte del continente, sin fronteras. –Fue– publicado en los últimos días de agosto.

La Hora Voz del Migrante. ¿Qué número de libro es Norte y cómo te sientes de una nueva publicación?

Ilka Oliva Corado. Es el número 14 y siempre  siento como si fuera la primera publicación, aunque cada libro tiene sus emociones y sus alegrías muy particulares, sus momentos y todos han significado algo distinto en mi vida. Pero publicar un nuevo libro siempre es una ilusión nueva. Es un compromiso de continuar, porque a partir de una primera publicación hay que seguir trabajando para las siguientes, porque publicar un libro es como la promesa en el primer día de invierno, de que vendrá la primavera.

La Hora Voz del Migrante. ¿Quién hizo la portada del libro y que pretendes reflejar?

Ilka Oliva Corado. El dibujo es mío. Suelo ir a practicar bicicleta a la ciclo vía del Lake Shore Drive, que va por toda la orilla del lago Michigan hacia el centro de la ciudad, y siempre veo la Torre de Agua que está en la Avenida Michigan junto a otros edificios y son los que aparecen en el dibujo.

El norte es eso, los rascacielos, el cemento, la industrialización y quería reflejarlo en el dibujo de la portada.

La Hora Voz del Migrante. ¿Qué te motiva a escribir y pintar?

Ilka Oliva Corado. Escribo porque necesito respirar, escribir es mi respiración, es mi necesidad y pinto porque necesito ser feliz por lo menos unos instantes de cuando en cuando. Esa sensación de paz, de plenitud, de alegría, solo me la da la pintura. Eso en primer lugar pero en segundo lugar, escribo como resistencia, como una responsabilidad de género, de clase.  Se lo debo a mis ancestras, a todas esas mujeres que abrieron espacios, a todas esas mujeres que fueron silenciadas, humilladas y borradas de la historia  y no tuvieron la oportunidad de expresión. Pero también porque atrás de nosotras vienen niñas que ahora son semillas que esperan florecer, hacer por nosotras es también hacer por ellas. Esa también es una responsabilidad de género y de clase. Soy de arrabal  y sé que algún día alguna niña en algún arrabal leerá uno de mis textos, algún poema, un relato, un artículo de opinión, y quiero que sepa al leerlo que yo estuve ahí para ella acompañándola desde siempre. Porque eso es el arte para mí: acompañar.

Pinto porque es mi realización, pintar me hace inmensamente feliz, da instantes de sosiego a mi vida, me reconcilio con la niña que fui  y que no tuvo las oportunidades que hoy tengo yo. Pinto porque  fueron tantas las mujeres que dieron sus vidas para que nosotras ahora podamos tener acceso a un pincel, que no hacerlo sería faltarles. No intentar ser feliz sería como  volverlas a matar. Lo hago porque es una responsabilidad humana y porque  mucho más que un derecho  es un privilegio, un privilegio que muy pocos tienen en esta vida.  Otro mundo sería si a los niños en lugar de violentarlos se les dieran pinceles, lapiceros, hojas en blanco y pinturas. Si se les permitiera la expresión. Y propiamente hablando de género, a nosotras que se nos ha negado todo desde siempre: pinto por rebeldía, por la misma rebeldía por la que jugué fútbol, salté charcos de agua y atravesé barrancos cuando niña. Por la misma rebeldía con la que me niego a dejarme morir.

El Norte hace referencia a la denominación que le dan los guatemaltecos a Estados Unidos.
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