Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Como humano que soy comprendo muy bien que el ejercicio de la Presidencia de un país no solo requiere de muchos conocimientos, habilidades y experiencias, como también entiendo que la situación se le complica a una persona que por su arrogancia no se deja asesorar al sentirse autosuficiente, como es el caso de Jimmy Morales, condición que lo lleva a tener que enfrentarse con mayor asiduidad a la crítica, censura y comentarios adversos a su gestión especialmente, cuando no cuenta con un equipo de colaboradores tal, que le logre sacar las castañas del fuego. Sin embargo, todo Presidente tendrá que hacer acopio de los recursos que tenga disponibles, especialmente de una tremenda cantidad de paciencia, prudencia y, sobre todo, de la inteligencia suficiente para guardar la compostura que le demanda el rango, la posición y la altura de ser el primer mandatario de la nación.

Pero está visto que el tiempo transcurrido desde aquel 14 de enero de 2016, en que tomó posesión del cargo, le ha ido lacerando la epidermis al nuestro, hasta el punto de haberle salido el cobre durante su discurso de presentación del Presupuesto para el 2020 cuando, sin venir al caso, agredió a varios medios de comunicación del país e insultó al Presidente del Diario La Hora, porque a su muy personal juicio en nuestro país no hay una prensa libre, ni periodistas independientes, llegando hasta calificar a los medios de mentirosos y ridículos. Fue tan agresiva su intención de insultar, que llegó hasta contradecirse a sí mismo, expresando que la prensa nacional acusa, juzga y sentencia al guatemalteco, olvidándose por completo que la libre expresión del pensamiento no es una dádiva sino un derecho que, gracias a gente de la talla de un Clemente Marroquín Rojas hoy permanece consolidado constitucionalmente.

¿Qué quisiera hacer entonces nuestro presidente Morales? ¿Que solo él tenga el derecho a decir, hacer y deshacer cuánto se le dé la gana? No, Presidente, usted tiene obligación de respetar las leyes del país y cuando lo olvida o quisiera atropellarlas, siempre, toda la vida, tiene que sujetarse a la opinión, criterio y manera de pensar de la ciudadanía que, por muchos millones integramos nuestra Guatemala, formemos parte o no de la familia de la prensa guatemalteca. Por eso y no por otra razón es que nos opondremos hoy y siempre a que los mandatarios incumplan con sus deberes y obligaciones, más todavía, cuando hagan mal uso de los recursos del Estado; cuando olvidándose de informar al pueblo del quehacer de quienes ocupen transitoriamente el poder, quieran convenir con un país extranjero cosas, condiciones o situaciones sin que el pueblo previamente esté bien informado; así también, cuando por rencores personales haya dispuesto perjudicar la persecución que el Organismo que representa el pueblo aprobó previamente para luchar contra la corrupción e impunidad provocando con ello el deterioro del Estado, por aquellos que solo han buscado satisfacer sus particulares intereses.

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