Jorge Morales Toj
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No se pueden entender los conflictos agrarios actuales, si no conocemos los orígenes del problema. Los problemas de despojos de tierras para los pueblos indígenas de Guatemala se remontan a la invasión, en todo el proceso de colonización, pasando por el establecimiento de los “pueblos de indios”, espacios donde se convivía con la fe cristiana y la explotación.
Otro aspecto relevante, tiene que ver con el “repartimiento de indios”, que eran ubicados en las mal llamadas “haciendas”, lugares en los cuales, ubicaban a un número significativo de personas indígenas que trabajaban forzados para el hacendado. Asimismo, se fueron acrecentando propiedades lejos de los centros de producción, en los que habitaban campesinos denominados “mozos colonos” y de esa forma, nace la modalidad de colonato. El colono es el campesino trabajador, quien como medio de pago recibe una parcela de tierra para poder vivir y producir sus alimentos.
Después de la supuesta Independencia del reino de España en 1821, se impulsa la propiedad privada de la tierra y el impulso de la ciudanía. Se impusieron nuevas autoridades en detrimento de las autoridades indígenas y comienza otra etapa en el despojo de la tierra para los pueblos indígenas. En esa época comienza la aplicación de la ley contra la vagancia, se aplicaron los mandamientos de trabajo y la fuerza laboral indígena y campesina, también fue sometida con anticipos de monedas o productos para empeñar la fuerza de trabajo.
En la época de 1871 una nueva oleada de despojo de tierras a pueblos y comunidades indígenas, situación que se acrecentó con el cultivo del café en favor de grandes terratenientes, situación que requirió mucha fuerza de trabajo. Es en esa época, en que ciento ocho campesinos indígenas k’iché’s, que habían sido sometidos como mozos colonos en San José Sinaché, de Zacualpa, tenían que caminar casi 6 días desde su comunidad hasta las fincas cafetaleras de la Costa Sur y trabajar de forma continua durante 5 o 6 meses, bajo la modalidad de tareas sin recibir pago alguno.
Durante muchas décadas, los campesinos fueron mano de obra barata para los finqueros cafetaleros, y éstos a cambio, les ofrecían la certeza jurídica de la tierra que los campesinos tenían en posesión. Los campesinos de Sinaché, con su mano de obra y ante la falta de pago de pasivos laborales, pagaron el precio de la tierra que tienen actualmente en posesión.
Las comunidades indígenas y campesinas de San José Sinaché siempre tuvieron en posesión esas tierras, en ella están enterrados sus bisabuelos, en ese territorio con los mojones bien delimitados han tenido continuidad histórica, porque en esas tierras, preservaron, desarrollan y trasmiten a las futuras generaciones su cultura, sus idiomas, sus instituciones sociales y sus bienes naturales. Hoy la disputa por los derechos de esas tierras, tiene en un grave conflicto agrario a los habitantes de San José Sinaché.
Hago un llamado a las distintas instituciones públicas del Estado vinculadas a los temas agrarios y de justicia, a definir una estrategia de intervención y mediación rápida, para evitar una espiral de conflictividad agraria en San Antonio Sinaché, para garantizar el bien común a todos sus habitantes. También hago un llamado a la prudencia y al diálogo intercomunitario a todos los habitantes de San José Sinaché.