Raymond J. Wennier
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Cuando usted entra a una tienda de departamentos, grande, se queda totalmente abrumado. Hay tantas cosas a la venta que se pregunta dónde queda el departamento que está buscando. Media vez se pregunta eso, realmente está buscando una categoría. La siguiente pregunta ante todos los estímulos, es establecer dónde está el área que busca; al llegar a ella, nota que se han reducido tremendamente sus opciones y que usted aún busca algo específico; aun así, encuentra que hay opciones de por lo menos, tamaño, color y precio.
Los adultos tenemos muchas opciones cuyas respuestas se han vuelto totalmente automáticas. ¿Por qué se han vuelto así? Porque desde temprana edad estamos expuestos a este proceso.
En la escuela, los jóvenes que estudian actualmente, no tienen la posibilidad de poder escoger el qué y el cómo para cumplir con requisitos y necesidades (metas) que pueden ser muy específicas a cada quien (personalizar). El primer requisito es cumplir con el currículum oficial; hagámoslo pero en forma diferente (multisensorial). El segundo es usar múltiples estrategias para demostrar las habilidades aprendidas en clase (competencias). La palabra clave es escoger entre un montón de opciones. Lo que queremos es que los adolescentes tengan suficiente información de varias fuentes para poder llegar a una conclusión (decisión).
Además de cumplir con lo académico, se están ejercitando muchos aspectos (área emocional), que influencian todo lo que se aprende. En este siglo los jóvenes quieren tener la oportunidad de escoger entre la totalidad de las posibilidades. Ellos quieren participar en lo que se les pide hacer y qué significa (meaning) para ellos. Es así que se puede mantenerlos interesados (motivación) en una educación que se demora en entender y seguir las recientes innovaciones educativas y continúa con formas de medición que señalan lo que los alumnos no saben en vez de evaluar lo que han aprendido. Continúan manteniendo metodologías, técnicas y estrategias de muchos años atrás (actitud). La escuela ha de estar al día con las competencias que este siglo demanda; no son únicamente para la escuela, son habilidades para toda la vida; no digamos necesarias para conseguir un trabajo.
Lo correcto pedagógicamente, es evaluar a los alumnos pero en otras formas (multisensorial). Los ejemplos que puedo ofrecer son, actuar, dibujar, verbalizar, discutir, analizar, dependiendo del tema tratado. Así los alumnos tienen posibilidad de no solamente escoger sino también ejercitan el poder decidir entre muchas opciones, cuáles serían las mejores para satisfacer los requerimientos personales y oficiales. Eso es decidir sobre el valor de algo.
Veamos un tópico vigente todavía y que ya aburre su discusión. El examen estandarizado. Por qué la escuela no da la oportunidad a los jóvenes de participar en algo que tiene significado (meaning) para ellos y sería ayudarlos a escoger entre tantas opciones actuales que los preparen para su futuro. Evaluar también es una manera de estimar los conocimientos y aptitudes (DRAE), en este caso, de los alumnos.
Mientras escribía, marqué competencias que queremos que tengan los alumnos y para lograrlo hay que cambiar. Manteniendo las cosas iguales, jamás lo lograremos.
Nosotros también tenemos la posibilidad de escoger. ¿Por qué no decidimos innovar el sistema educativo actual?