Por LORI HINNANT y DAVID McHUGH
BIARRITZ, Francia
Agencia (AP)
La economía mundial pierde estabilidad día a día y la Amazonía arde en llamas, volviéndose el punto focal del debate del cambio climático. Sin embargo, las iniciativas para lograr el consenso entre las democracias del Grupo de los Siete sobre la economía, el comercio y el medio ambiente lucían poco prometedoras hoy, cuando los gobernantes llegaban a su cumbre de tres días en el sur de Francia.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo que la cumbre en la ciudad balnearia de Biarritz sería «una difícil prueba de la unidad y la solidaridad del mundo libre y sus líderes» y que «este podría ser el último momento para restaurar nuestra comunidad política».
Aunque Tusk, que preside el consejo de jefes de estado o gobierno de los 28 miembros de la Unión Europea, dijo que lo último que quería el bloque era una controversia comercial con Estados Unidos y pidió «el fin de las guerras comerciales», también prometió tomar represalias en contra de los productos norteamericanos en caso de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumpla con su amenaza de imponer aranceles sobre el vino francés. Trump hizo la amenaza en respuesta a una propuesta de un impuesto francés contra las empresas de internet.
El mandatario francés y anfitrión de la cumbre, Emmanuel Macron, ya ha dejado en claro sus bajas expectativas de que Trump se integre a cualquier comunicado sobre combatir el cambio climático, a pesar de que el tema encabeza la agenda debido a los enormes incendios en la Amazonía.
Para agravar las cosas, Macron rechazó ya la solicitud de Trump de permitir el reingreso de Rusia al G7, cinco años después de ser expulsado por anexarse la península de Crimea. Además, el mandatario francés intentará mantener unido el frente europeo respecto al acuerdo nuclear con Irán y ante las objeciones de Estados Unidos.
Macron colocó de manera súbita en la agenda los incendios en la zona del río Amazonas y amenazó con bloquear un acuerdo comercial de la Unión Europea con varios países sudamericanos agrupados en el Mercosur, entre ellos Brasil. Irlanda se unió a la amenaza. La canciller alemana Angela Merkel no estuvo de acuerdo y su oficina declaró el sábado que bloquear el pacto con el Mercosur no reducirá la destrucción de la selva brasileña.
“La situación es complicada porque en temas como el comercio, Irán o el clima, por primera vez en mucho tiempo los siete no tenemos una postura unánime”, dijo Macron a la prensa a inicios de semana. “Es por eso que quería evitar declaraciones sin sentido. A pesar de ello, creo que esta labor es indispensable porque debemos tener un intercambio con Estados Unidos, porque debemos encontrar puntos en común, porque creo que a todos nos conviene reconstruir una coordinación”.
En la cumbre el año pasado, Trump partió prematuramente y arremetió contra el comunicado final a través de un tuit enviado desde el avión presidencial. Este año no habrá un comunicado final, declaró Macron.
Las expectativas reducidas no son nada nuevo para el G7, pero este año la intención parece ser únicamente la de evitar una catástrofe diplomática, rescatar lo más que se pueda y mostrar a los votantes que sus líderes tienen un papel en el escenario mundial.
“Cuando se tiene a una figura cuyas posturas, cuyos caprichos, cuyos intereses cambian de manera súbita, es imposible planear una política coordinada. Creo que lo que estamos viendo es que la mayoría de los países sólo tratan de esperar que esto pase. No habrá avances en las cosas que realmente importan”, dijo Tristen Naylor, investigador especializado en cumbres internacionales.
“No habrá grandes medidas contra el cambio climático como un frente unido de siete naciones. No habrá progreso en lo referente a la eliminación de barreras comerciales proteccionistas. Simplemente eso no sucederá, así que lo mejor que pueden hacer es evitar que la situación empeore. Creo que ese sería el éxito de esta cumbre”, agregó Naylor.
Todas las miradas estarán puestas en la dinámica entre Trump y el primer ministro británico Boris Johnson, dos protagonistas que disfrutan de la imprevisibilidad que han creado.
Merkel está por terminar su mandato. El líder canadiense Justin Trudeau busca la reelección este año en medio de un escándalo político. El mismo Macron es sumamente impopular en Francia y los manifestantes del movimiento Chalecos Amarillos que lo han asediado desde el año pasado lo siguieron hasta Biarritz.