Emilio Matta Saravia
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No cabe duda de que la firma del Acuerdo de Tercer País Seguro (aunque nuestros funcionarios se empecinen en darle otro nombre con tal de seguir ocultando a la población el fondo del mismo) con Guatemala será una de las principales bazas que utilizará el presidente Trump para su campaña de reelección.
Y es que tiene sobrados motivos para hacerlo. En el plano económico, algunas personas algo ignorantes insisten en sostener que la economía estadounidense se encuentra en un punto muy alto, con tasas de desempleo de 3.6% “históricamente bajas” (realmente la tasa de desempleo más baja registrada en los Estados Unidos es el 2.5% en mayo y junio de 1953) debido a las políticas impulsadas por esta administración. También señalan que el crecimiento económico alcanzado por la actual administración es el mayor de la historia reciente.
En realidad, esos datos son un espejismo y, analizándolos con mayor detalle, uno puede darse cuenta que la actual situación económica en los Estados Unidos no es tan buena como todos la pintan. Respecto al desempleo, el gobierno de Trump heredó de la administración de Obama una tasa de desempleo del 4.6%, y durante su gestión solamente ha logrado crear 4.5 millones de empleos, la mayoría de los cuales demandan mano de obra no calificada, en su mayoría empleados para hoteles, restaurantes y tiendas que pagan sueldos bajos. En cambio, la administración anterior (Obama) creó 15 millones de empleos, en su mayoría para mano de obra calificada, que ofrece mayores salarios los cuales ayudan a fortalecer las capas medias de una sociedad. Según Vox Media, actualmente la demanda de empleos en los Estados Unidos supera a la oferta de trabajadores, precisamente porque las vacantes son, en su mayoría, plazas que demandan mano de obra no calificada, lo cual no es atractivo para la mayoría de los estadounidenses que tienen educación universitaria y, por ende, no les interesa un trabajo de esta naturaleza. En cuanto al crecimiento económico, el PIB per cápita creció en términos reales 2.25% durante la administración Obama y 2.46% durante la administración Trump. Hay que recordar que Obama recibió una economía en crisis tras la debacle de 2009, en cambio Trump recibió una economía mucho más sólida y recuperada de dicha crisis.
A pesar de las “señales positivas” que ha dado la actual administración en el plano económico, el votante estadounidense promedio no percibe que la “buena” situación económica de su país le favorezca. Una razón de ello es que por la forma en que se mide la tasa de desempleo en Estados Unidos, muchas personas que tienen trabajos temporales como conductores de Uber, por ejemplo, no son tomados en cuenta como desempleados, aunque lo sean, subestimando de esta forma la tasa de desempleo real.
Lo anterior hace que la migración (y generar odio hacia los migrantes latinoamericanos) se convierta en el terreno hacia el cual el presidente Trump va a querer llevar otra vez la batalla política de su reelección. Y el haber obligado a nuestras autoridades a firmar el Acuerdo de Tercer País Seguro le da abundantes municiones para disputar la batalla electoral.