Por Margarita Girón
jgiron@lahora.com.gt
Mujer, feminista, humanista, agnóstica y activista, así se define la guatemalteca Isabel Ruano Azurdia, quien luego de migrar en 2002, ha destacado no solo como artista, sino como defensora de los derechos humanos y de las personas migrantes en Estados Unidos.
Isabel, quien además fue la primera psicóloga en la Unidad Nacional de Oncología Pediátrica del Hospital de niños con cáncer en Guatemala, dijo en una entrevista para La Hora Voz del Migrante, que aunque en Estados Unidos, no le fue posible ejercer su carrera universitaria por estatutos de ese país, decidió involucrarse en temas de servicio social.
“Por ser bilingüe, pude trabajar en un programa que brinda apoyo a familias en situación de maltrato y violencia infantil, algo que en Guatemala todavía no ha sido aplicado y va enfocado en apoyarles para estabilizar la situación de sus familias y ayudarlos en la prevención enfocada en que los niños no sufran”, dijo Ruano.
APOYO A MIGRANTES
Isabel destacó que dentro de las iniciativas en las que ha participado como activista por los derechos de la población migrante, resalta la acción a favor de la emisión de licencias de conducir para migrantes sin importar su estatus legal en Estados Unidos.
“También hemos apoyado la reforma migratoria, haciendo campañas locales desde la época del presidente Barack Obama y desde que asumió Trump esa lucha fue más fuerte”, puntualizó Isabel.
Además, añadió que al haber vivido en varios estados de ese país, ha formado parte de varias organizaciones locales que defienden los derechos humanos de los migrantes así como temas de justicia social que involucran no solo a Guatemala, sino a varios países latinoamericanos.
“Yo me veo como una persona de orientación humanista y con sentido de justicia y eso va más allá de ser ciudadanías y de fronteras. Mi devoción es luchar por cualquier ser humano, tanto de guatemaltecos como de todas las personas”, destacó la entrevistada.
SOBRE LA MIGRACIÓN DE GUATEMALTECOS
Para la activista, problemas como la pobreza y la corrupción, inciden en que los guatemaltecos continúen migrando pese a los riesgos y políticas migratorias en Estados Unidos.
“Algo que se habla mucho acá sobre Guatemala es cómo las sequías se han agravado por el cambio climático y como esto deriva en que las personas no puedan sembrar para alimentarse y cómo esto está influyendo en las olas de migración que hoy vemos”, destacó Ruano.
“TRATO DE ENTENDER EL SUFRIMIENTO QUE LA GENTE ENFRENTA”
Isabel manifestó que durante el tiempo que ha trabajado por los migrantes, ha tratado de entender el sufrimiento que enfrentan como seres humanos y destacó que parte de la realidad que las personas migrantes enfrentan es consecuencia de la pobreza y desigualdad social y económica que viven en sus países de origen.
“Al final lo que más me ha marcado es ver cómo la pobreza afecta en todos los países y trato de entender la raíz de la pobreza a nivel mundial que para mí tiene que ver con los sistemas capitalistas en los que vivimos, en los que se ha promovido la desigualdad y han movido las fuentes de trabajo de un lugar a otro y ha empujado a la gente a moverse de un lugar a otro”, manifestó Ruano.
LA MÚSICA COMO MEDIO DE EXPRESIÓN
Otra de las facetas de Isabel Ruano, es la música, según manifestó, para ella el arte le ha convertido en un canal para entender y reflejar sus experiencias a través de una fusión entre folk y rock. En Guatemala en la década de los 90 fue parte de la banda de rock Disidentes, con la cual recorrió escenarios de ciudades en Guatemala y El Salvador.
Según se detalla en una biografía publicada en la página oficial de Isabel en la red social Facebook, “La Danza de Shiva” fue el primer proyecto en solitario en el 2001 y fue clasificado como un trabajo electrónico-ambiental. Para Isabel, La Danza de Shiva es una colección de historias y personajes que le han permitido hilar su vida en relación al momento en que existe y en relación a su muerte.
Isabel dijo a La Hora Voz del Migrante que aunque tuvo que hacer una pausa en su faceta como artista, ya que según manifestó, la música es algo que requiere mucho tiempo y mucha atención logró completar la producción de un disco a finales del 2018, la cual nombró como “Sin Título (Naufragio)”.
“Este disco no es una producción que necesariamente toca temas sociales de una forma crítica, aquí abordo diferentes narraciones como mujer. En mi trabajo con migrantes, me relacioné mucho con mujeres y por eso en el disco manejo muchas historias desde la perspectiva de mujeres que sufren de una forma y otra o que tratan de alcanzar algo. Este disco es una experiencia más íntima”, destacó Ruano.
A decir de Isabel, la música es sinónimo de salud, vida, “cuando no puedo hacer música siento que se me acaba el aire. La música es una forma de sanar y aliviar muchas cosas”, destacó la connacional.
“DE GUATEMALA EXTRAÑO MÁS MI CÍRCULO DE AMIGOS”
Para Isabel, haber migrado significó dejar no solo a su familia, sino a su círculo de amigos, con quienes compartía no solo afinidad por la música sino una amistad que fue construida a través de los eventos que organizaban en conjunto.
“Viajar para Estados Unidos y no tener aliados, ni amigos con quienes hacer cosas fue muy difícil, el movimiento que hay acá (EE. UU.), no es igual al que vivía en Guatemala. En los noventas había un espíritu diferente y ansia de hacer cosas y sin recursos se hacían los proyectos que queríamos”, destacó la cantautora.
SUS PROYECTOS
Además de los proyectos a nivel de trabajo social y como activista, Isabel actualmente estudia guitarra, “quiero tomarme más tiempo para la música y empezar a preparar otro disco”, dijo la entrevistada.
Isabel es parte de los miles de migrantes guatemaltecos que desde sus espacios aportan y destacan con su trabajo y determinación aun estando fuera de Guatemala.
ISABEL RUANO:
“Yo me veo como una persona de orientación humanista y con sentido de justicia y eso va más allá de ser ciudadanías y de fronteras. Mi devoción es luchar por cualquier ser humano, tanto de guatemaltecos como de todas las personas”.
“También hemos apoyado la reforma migratoria, haciendo campañas locales desde la época del presidente Barack Obama y desde que asumió Trump esa lucha fue más fuerte”.
“Viajar para Estados Unidos y no tener aliados, ni amigos con quienes hacer cosas fue muy difícil, el movimiento que hay acá (EE. UU.), no es igual al que vivía en Guatemala. En los noventas había un espíritu diferente y ansia de hacer cosas y sin recursos se hacían los proyectos que queríamos”.
“Al final lo que más me ha marcado es ver cómo la pobreza afecta en todos los países y trato de entender la raíz de la pobreza a nivel mundial que para mí tiene que ver con los sistemas capitalistas en los que vivimos, en los que se ha promovido la desigualdad y han movido las fuentes de trabajo de un lugar a otro y ha empujado a la gente a moverse de un lugar a otro”.
SOBRE SU FACETA COMO CANTAUTORA:
“Este disco (Sin Título, (Naufragio), no es una producción que necesariamente toca temas sociales de una forma crítica, aquí abordo diferentes narraciones como mujer. En mi trabajó con migrantes, me relacioné mucho con mujeres y por eso en el disco manejo muchas historias desde la perspectiva de mujeres que sufren de una forma y otra o que tratan de alcanzar algo. Este disco es una experiencia más íntima”.
“Cuando no puedo hacer música siento que se me acaba el aire. La música es una forma de sanar y aliviar muchas cosas”.