Por JUAN ZAMORANO
LIMA
Agencia (AP)
Era el deseo de ambos hermanos venezolanos: volverse a ver en una final panamericana de esgrima.
Rubén Limardo, de 34 años y Jesús, de 23, habían llegado a Lima con el sueño de toparse en la disputa del oro. Quizá son las últimas justas para Rubén. El campeón en espada de la esgrima de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y tercero en el ranking mundial actualmente anda aquejado por dolencias en las rodillas.
Para Jesús, en cambio, es el inicio de un ciclo que espera lo lleve al podio olímpico.
Ambos cumplieron con sus deseos y escenificaron la final, en que la experiencia de Rubén volvió a pesar más. El medallista de oro olímpico se impuso ante su hermano Jesús por 15-8 para alzarse con su tercera presea dorada panamericana. Jesús sumó su primera medalla en su debut absoluto en estas justas.
En el pasado campeonato panamericano disputado en Toronto, que dio puntos para Tokio 2020, Rubén se había impuesto a Jesús en la modalidad.
En un duelo inédito en estos juegos, ambos hermanos se dieron un fuerte abrazo al final. Todo había quedado en familia. Además, Rubén dio a su país el tercer oro en lo que van de las justas.
Las semifinales de ambos habían sido de infarto: Jesús le ganó al colombiano Jhon Rodríguez Quevedo 11-10 y luego Rubén hizo lo propio y con sufrimiento ante el cubano Yunior Reytor 11-10.
Ambos terminaron haciendo sus gritos de triunfo. Rubén se hincó sobre el piso.
Previamente en sus cruces de cuartos de final, Rubén derrotó al argentino Jesús Lugones, mientras que Jesús eliminó al brasileño Athos Marangon.
Con su victoria en 2012, Rubén se convirtió en apenas el segundo deportista venezolano en ganar una presea dorada en la historia olímpica. El primero fue el boxeador Francisco Rodríguez en México 1968.
Asimismo, acumula cuatro oros y cuatro platas en espada individual y por equipos en sus cinco participaciones en Juegos Panamericanos.
Rubén y Jesús tienen a otro hermano, Francisco -de 32 años- que formó parte del equipo que ganó el oro hace cuatro años en Toronto. Esta vez solo dos podían participar en Lima por su país y Jesús le ganó la puja a Francisco.
“En casi todos los Juegos he tenido una medalla, pero estoy muy contento también por mi hermano”, dijo Rubén a The Associated Press, antes de que Jesús llegara a la final.
Jesús, quien llegó a Lima desde Polonia donde se preparó, dijo que su objetivo era hacer con su hermano el 1-2 en espada individual.
“El objetivo es darle oro y plata para Venezuela”, señaló Jesús, para quien Rubén no solo es su hermano mayor sino un padre y consejero. “Cuando tengo flojera, él siempre está allí para recordarme que mi objetivo es ser grande en esgrima y buscar una medalla olímpica como lo logró él”.
“Estoy siguiendo sus pasos”, agregó.
Oriundos de un pueblo de Táchira, los padres de los Limardo tomaron parte de la dirigencia de la esgrima en Venezuela, aunque no llegaron a practicar ese deporte. La mamá de los venezolanos falleció en el 2010.
“Ella siempre fue partícipe de la esgrima”, dijo Jesús a la AP.
Es una cuestión de familia. Sus dos entrenadores son un tío y un primo, además tienen a una prima que ganó plata en el campeonato Panamericano.
Rubén llegó Lima con molestias en las rodillas. Incluso ha sido operado de esas articulaciones en los más de 25 años en la esgrima.