Juan Antonio Mazariegos

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Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G.

En el año 2004 la cadena norteamericana NBC inició la transmisión del programa “El Aprendiz”, un programa de concursos en los que los participantes conformaban dos equipos que competían entre sí para lograr desarrollar determinada tarea del ámbito empresarial a requerimiento del hoy presidente Donald Trump. El show llegó a convocar hasta 20 millones de espectadores frente a sus pantallas en sus temporadas de mayor audiencia y en cada episodio Trump decía: “Mi nombre es Donald Trump… Dominé el arte de la negociación y convertí el nombre Trump en una marca de máxima calidad. Como el maestro, quiero transmitir mi conocimiento a otra persona. Estoy buscando… al aprendiz”.

Para aquel entonces el programa era un juego, con un premio económico muy importante pero siempre un juego. Hoy la misma persona que dirigía el programa conduce el gobierno ejecutivo del país más poderoso del mundo, lo sabe y a mala hora un pequeño país como Guatemala, productor de migrantes se le cruzó en el camino para sentarse a negociar sobre temas migratorios, en una situación tan desigual que hace palidecer las historias de David y Goliat o la del Ratón y el León.

Los últimos acontecimientos y detalles que se conocen de la “negociación” provienen del mismo Trump quien a través de Twitter y frente a medios de prensa internacionales ha descrito a nuestro país como una nación mala que no cumplió su oferta de firmar un convenio para convertirse en Tercer País Seguro (TPS) y en consecuencia debe ser castigada mediante la imposición de aranceles a sus productos, fijación de impuestos norteamericanos a las remesas y como última guinda al pastel, impedir el ingreso de cualquier guatemalteco a territorio norteamericano.

Para ser más claros debemos reconocer que nos encontramos en una crisis, estamos ante una imposición y no ante una negociación. Seguramente a nadie le gusta, pero allí estamos y si no unificamos esfuerzos por salir de ella, de una manera o de otra Guatemala sufrirá efectos negativos desastrosos. El gobierno ya no puede darse el lujo de continuar ocultando cómo y por qué nos metió en este entuerto, es imperativo que revele a la opinión pública, cómo se dio el acercamiento para la “negociación” para que podamos entender si desde el inicio fue una imposición de EE. UU. o bien había un plan que podría beneficiar a nuestro país, no es posible que si es cierto que ofrecimos ser un TPS, las mismas personas que lo ofrecieron en nombre de Guatemala se mantengan en la mesa de negociación, pues no tienen ninguna oportunidad o margen de negociación para salir de lo que ofrecieron.

De igual manera el pueblo tiene derecho a saber qué ventajas y desventajas están sobre la mesa de negociaciones para Guatemala, ¿tendremos a cambio un trato de admisión temporal para nuestros compatriotas en EE. UU.?, ¿visas de trabajo temporales para nuestros trabajadores agrícolas? y por supuesto cuál es nuestro compromiso si nos declaramos TPS, ¿a cuántas personas debemos aceptar?, ¿cómo nos va a ayudar EE. UU. a mantenerlos?, nosotros no tenemos la capacidad de hacerlo.

Señor Presidente, por favor recapacite, transparente la negociación, busque ayuda, la situación es grave para todos y necesitamos que quien cumple la función de Presidente actúe como tal y busque lo mejor para quien se debe, no estamos negociando en igualdad, debemos salir juntos de esto.

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