Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

Durante la campaña electoral que culminó el 16 de junio, muchos insistimos en que debíamos votar solamente por personas probas y capaces, así como que era esencial no desperdiciar el voto y dar nuestro respaldo al binomio presidencial no corrupto que tuviese las mayores probabilidades de ganar, pese a la gran desventaja de no tener la opción de Thelma Aldana. Sostengo que los resultados no se pueden defender estadísticamente y menos al constatar que entre votos nulos y en blanco se superó la votación para el candidato que ocupó el segundo lugar. Ahora, luego de colocarnos en la disyuntiva de apoyar a una u otro, sus respectivas fuerzas tratan de forzar a quienes no queremos votar por candidaturas corruptas a que emitamos un voto contrario a nuestra posición ética de rechazarlas. No existe un mal menor, porque ambas corresponden a candidaturas del Pacto de Corrupción. Pienso, sin embargo, que nuestro rechazo a Torres y a Giammattei no puede manifestarse con la abstención. Para decirles que no, hay que ir a las urnas a afirmarlo. La abstención, en cualquier país del mundo, es dejar que otros decidan por nosotros y que se proclame como ganadora a una persona con tacha. Insto a la ciudadanía a aumentar el porcentaje de participación y señalo que no tiene sentido depositar la boleta en blanco, sin posición ni mensaje. Tiene sentido, política y moralmente, votar nulo. Según la modificación a la Ley Electoral, el voto nulo debe ser contado como voto válido, tanto en la primera como segunda vueltas, ya que las reglas no cambian de una a la otra. Se nos dice que el voto nulo “no es vinculante”, término que no aparece en el texto ni menos en el espíritu de la ley.

¿Qué significa ser voto válido? Que el voto nulo puede obligar a la repetición de las elecciones. Para ello se requiere que su número sea la mitad más uno de los votos válidos. Es un número difícil de obtener; pero hay que convencer a la ciudadanía que es la única opción: ni Torres ni Giammattei. No es la única forma en que el voto nulo puede determinar el resultado. La ley dice que para ganar las elecciones el binomio presidencial debe obtener la mitad más uno de los votos válidos. De no lograr ese número, no hay ganador, lo que implica una nueva elección. Hay aclaraciones inconsistentes del TSE, indicando que un mecanismo, el calendario para la realización de las nuevas elecciones, impide la aplicación de la ley, lo cual sería ilegal e inconstitucional. Si el mecanismo constituye un obstáculo para la ley, debe cambiarse. La meta es alcanzar la mitad más uno con votos nulos para repetir las elecciones presidenciales; pero bastaría con evitar la mitad más uno para cualquiera de las candidaturas. Los actores políticos tratarán de interpretar la ley a su antojo, aparte de repetir el fraude electoral; pero hay un tercer elemento de enorme importancia con el voto nulo. Se puede evidenciar el fraude de la primera vuelta si anulamos la boleta con la palabra Thelma. No es que se acepte que ella gane la elección; pero sí indicaremos categóricamente a quien preferimos como presidenta del país. Insto a anular el voto escribiendo Thelma en la boleta.

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