Emilio Matta Saravia
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Antes de iniciar mi columna, deseo expresar mi apoyo y solidaridad a la familia Marroquín Pérez, en especial a Oscar Clemente y a Pedro Pablo, así como a todas las personas que laboran en La Hora, por las aviesas declaraciones del presidente Morales, quien dijo que atacará, inclusive con mentiras, a los directores de este medio, cuyo único pecado ha sido mantener una postura firme en la lucha contra la corrupción y los poderes fácticos de Guatemala.
Respecto al tema de la “migración irregular”, mentecato nombre que le dan ahora nuestras autoridades al flujo de migrantes guatemaltecos que buscan oportunidades en los Estados Unidos para tener un mejor nivel de vida, ya que este país no ofrece las condiciones mínimas para que las grandes mayorías puedan prosperar, está claro para todos, o casi todos, que la falta de empleos bien remunerados, en primer lugar, y la inseguridad, como distante segundo lugar, son los principales motivos por los que la gente emigra al norte. Y la única forma en que el flujo migratorio va a disminuir es creando las condiciones para generar empleos de calidad en Guatemala.
Aunque suena muy sencillo, es un problema muy complejo, que necesita de personas serias y acciones inteligentes para resolverlo. Por acciones serias no me refiero a ceder a presiones de un gobernante colérico que tuitea que impondrá sanciones comerciales a un país que es miembro de un tratado de libre comercio multilateral, donde dichas sanciones deben ser aprobadas previamente por el Congreso, de mayoría demócrata, para poder tener vigencia. El no entender que los Estados Unidos es una república con un gobierno que se rige bajo el principio político de la división de poderes regulado por un sistema de pesos y contrapesos que garantiza que ninguno de los tres poderes del Estado se salga de los límites establecidos por la Constitución, evidencia el monumental desconocimiento que los miembros de este gobierno tienen en cuanto a política exterior y relaciones con otros Estados.
En numerosas oportunidades he expresado que lo que debemos hacer para frenar la migración es promover la inversión seria en el país, la cual vendría si ofrecemos mano de obra calificada. Para ello, debemos combatir la desnutrición crónica infantil y mejorar los servicios de salud y educación. Asimismo, se debe promover un verdadero Estado de Derecho donde los ciudadanos son sujetos a las leyes del país sin distinción alguna. Bajo esas condiciones es que los empresarios serios llegan a invertir a un país.
Lamentablemente en nuestro caso, nuestro gobierno ha dado pasos en la dirección contraria. Se han incrementado los índices de desnutrición crónica y se ha disminuido la cobertura en salud y educación durante este cuatrienio, dejando al país en una posición aún más precaria. También la desobediencia al máximo tribunal de justicia, acto que en países donde impera el Estado de Derecho sería perseguido por la ley, envía señales negativas a inversionistas serios (y positivas a los inversionistas corruptos). Un muro, sea este físico o legal, no va a impedir la migración, las oportunidades de empleo de calidad sí.