Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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Factor Méndez Doninelli

¡Salud por la República de la Francia y el pueblo francés, que celebra 230 años de la revolución!

El 14 de julio de 1789 estalló la revolución en Francia que derrocó a la monarquía absolutista del Rey Luis XVI, fue un movimiento político social, que nació inspirado por las ideas liberales surgidas durante el período de la Ilustración. Ese 14 de julio, fue el día en que el pueblo de París, se lanzó a las calles de la ciudad para defender a sus representantes en la Asamblea Nacional Constituyente, debido a que las élites de la monarquía se negaban a reconocer la legitimidad de esa Asamblea Nacional. Ese día, las multitudes beligerantes y enardecidas enfrentaron y derrotaron al Ejército del Rey, asaltaron la histórica fortificación de La Bastilla, que en esa época era el símbolo del poder absolutista de los monarcas e instauraron el nuevo régimen revolucionario.

Luego, el 4 de agosto de 1789 sucedió un hecho sin precedentes conocido en la historia como “La noche de la locura”, en esa fecha, la Asamblea Nacional Constituyente decidió abolir el feudalismo, eliminar los privilegios concedidos antes a la Iglesia Católica, al clero y a los nobles, creando las condiciones para el surgimiento de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos, el Estado de Derecho, democrático y nacionalista. Tres años después, en 1792 el Parlamento francés abolió la monarquía y proclamó la República.

Los efectos e impactos de esa Revolución fueron muchos, no obstante, hay dos hechos trascendentales que destaco por su profunda proyección humana; el primero es el reconocimiento de derechos humanos (DD. HH.) civiles y políticos, expresado en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, -que más tarde se convirtieron en derechos humanos individuales y universales-, es también, una fuente jurídica e histórica de estos derechos, que agrega a los derechos naturales los derechos del ciudadano.

El segundo hecho, fue la abolición del modo de producción feudal, un modelo social injusto e inhumano que en aquella época prevalecía en el Viejo Continente. La decisión de poner fin al feudalismo, abrió paso al nacimiento de la nueva República. Ambos hechos -el reconocimiento de los DD. HH. individuales y la abolición del feudalismo- tienen una misma raíz que los vincula, es el reconocimiento de la igualdad de derechos, libertades y obligaciones para todos los seres humanos.

La revolución fue posible, por la decadencia de la monarquía y la extrema desigualdad social que provocó el perverso modo de producción feudal. La revolución francesa fue encabezada por intelectuales y políticos de izquierda, como Dantón, Marat, Desmoulins, Voltaire, Rousseau, Montesquieu y otros, quienes proclamaron ¡LIBERTAD!, ¡FRATERNIDAD!, ¡IGUALDAD!

La revolución francesa eliminó las bases económicas del antiguo régimen feudal y duró 10 años (1789-1799), fue un acontecimiento histórico que produjo profundos cambios sociales, económicos y políticos en la Francia del Siglo XVIII y que más tarde otros países siguieron como ejemplo.

Esa acción social colectiva fue estimulada por la corrupción existente entre la monarquía absolutista del Rey Luis XVI, por la emergente burguesía de la época y por el descontento general surgido entre la población. La revolución dejó una huella indeleble en la historia de la humanidad, es un ejemplo de las luchas sociales, del fortalecimiento del ideal humanista y de la expansión de la doctrina, la filosofía y el valor de los DD. HH.

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