Raymond J. Wennier
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La escuela, generalmente, no enseña lo que se necesita aprender, ni el cómo hacerlo, ni cómo enseñar más allá de preparar para “ganar” un examen al punto de expresar que “hay que crear una cultura de testing”. Es iniciar la clase, leyendo un texto, el maestro habla y el alumno escucha un contenido fijado por el currículo. Las actividades sugeridas no permiten a los alumnos discutir sobre sus experiencias durante la actividad y cómo cumplieron los propósitos establecidos.
Los alumnos deben aprender a decodificar, saber expresar que sabe algo diferente y que puede expresarlo en sus propias palabras. Importante es que mediante estas actividades se desarrollen habilidades académicas pero también las netamente humanas. Habilidades que tienen que estar en la planificación del maestro. Sí, lleva más tiempo pero es parte del proceso de atender al “alumno completo”, no únicamente a su cerebro.
Lo anterior demanda dos elementos principales, el primero, es tener una actitud renovada sobre cómo ayudar a los alumnos a tener éxito que perdure con él, el resto de su vida. El segundo, también requiere de una renovación de cómo trabajamos con los alumnos. Este es más difícil; significa aprender varias metodologías en las que cabe el movimiento. Según estudios científicos educativos, el cuerpo, no sólo la cabeza, tienen que estar en movimiento. Un buen inicio del día es empezar con ejercicios de gimnasia rítmica.
La ayuda para los alumnos, de la que hablo, es que debo estudiar para enseñar de tal manera que la información pase a la memoria a largo plazo. Hablo de “hits”; cuántas veces se usa esa información y de cuántas formas. Sugiero los siguientes:
1. Para evitar olvidar lo que hacen en clase, utilizar unos momentos para hacer un repaso de lo hecho en clase; al día siguiente, hacer una recapitulación de lo que se hizo el día anterior. Hay dos “hits” en favor de recordar bien lo hecho. Sí, lleva más tiempo pero es ayudar a los alumnos a poner la información en la memoria de largo plazo donde la arraiga y es más fácil y más rápido recuperarla en diferentes situaciones en las que necesite usar ese conocimiento.
2. Otra estrategia es incluir algo diferente entre lo que acaba de estudiar y volver a “machacarla”. Eso se llama “spacing”. Al usarla se está dando al alumno la oportunidad de ejercer un tercer “hit”. Es pensar otra cosa por un tiempo y luego regresar a la materia que estaba estudiando. Es la oportunidad de ver cuánto se recuerda del estudio anterior. Enfatizando se sabrá si hay que repasar otra vez, corregir errores o continuar repasando. Sí, lleva más tiempo pero se logra un mejor aprendizaje.
3. Usar múltiples formas que estimulen todos los sentidos, multisensorial, da el cuarto “hit” para ayudar a estudiar.
Obviamente ninguna de esas sugerencias vienen “hard wired” al nacer. Son aprendidas en la escuela donde el maestro las modela para los alumnos y las repite múltiples veces hasta que se convierten en automáticas como técnicas de cómo estudiar mejor.
El maestro ayuda a los alumnos a modificar sus conocimientos con el propósito de modificar también su comportamiento. Eso es crecimiento personal por medio de un correcto proceso educativo. Son FORMAS DE ENSEÑAR MEJOR.