Félix Loarca Guzmán
La explicación que el ministro de la Defensa de Guatemala, General Luis Ralda, ofreció a la opinión pública luego de su retorno de Argentina respecto al “negocio” de los dos aviones Pampa III, sobre que no fue una compra sino una adquisición dentro del Convenio de Cooperación Científica y Técnica que se firmó entre los dos países en 1980, no es sino un perverso juego de palabras.
Comprados o “adquiridos” como asegura el Ministro, el Estado de Guatemala tendrá que pagar al Estado de Argentina, la suma de 28 millones de dólares, aproximadamente 216 millones de quetzales, fondos que provendrán de los impuestos que pagamos los guatemaltecos.
Diversos sectores de la población guatemalteca, han criticado fuertemente la opacidad e irregularidad de este contrato, que el propio presidente de Guatemala, Jimmy Morales, formalizó con el presidente de Argentina, Mauricio Macri y otras autoridades del país sudamericano.
Una de las justificaciones que utilizó el Ministro de la Defensa es que los dos aviones son necesarios para el combate del narcotráfico, recordando que varias naves aéreas sospechosas de participar en esta actividad ilícita, fueron descubiertas en los últimos días en diversos puntos del territorio nacional.
Al “negocio” de los dos aviones, hay que agregar la compra de un buque en Colombia por la cantidad de 90 millones de quetzales, nave que también estaría destinada a la lucha en contra del tráfico de drogas.
Esta danza de millones de quetzales, puso en evidencia que al gobierno del señor Jimmy Morales le interesa más la adquisición de recursos militares, antes de impulsar inversiones urgentes para atender graves problemas como la desnutrición de los niños, el tema de las niñas madres, y en general los programas destinados a buscar soluciones a ingentes problemas sociales.
Sin duda, hay mucho que escribir sobre la “adquisición” de los aviones, y el buque, pero basta señalar las diversas contradicciones que hubo entre los altos funcionarios civiles y militares.
El propio vicepresidente, Jafeth Cabrera, quien en los días anteriores fungía como Presidente en funciones por el viaje del presidente Morales a Argentina, negó la compra de las dos naves aéreas, mientras en el país sudamericano se emitía plena confirmación de este negocio que ha despertado no solo dudas, sino una profunda indignación entre el pueblo guatemalteco.
Por otra parte, el tema del consumo de las drogas es un problema de la sociedad estadounidense y no de la centroamericana.
En un momento en que el gobierno de Estados Unidos, que preside el multimillonario Donald Trump, ha intensificado el odio hacia los migrantes latinos, a los cuales deporta todos los días, luego de tenerlos recluídos en condiciones infrahumanas como lo denunció esta semana la comunidad judía residente en el país norteamericano.
Los migrantes centroamericanos no son delincuentes. Son trabajadores muy esforzados que contribuyen con su actividad creadora al fortalecimiento de la economía de EUA.