Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

«Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.» Jn 8, 44.

Lo acontecido en Argentina podría pasar por un chiste, un meme ingenioso que para unos puede causar risa y a otros, escándalo. Se trata de la viralización de un discurso de la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, por un video que fue editado donde aparece ridiculizada, hablando como borracha, ralentizada… en fin, una grabación manipulada para poner en mal a la funcionaria de ese país.

Más allá, sin embargo, de las artimañas desmesuradas de los políticos en todas las latitudes del mundo, quiero referirme a los nuevos modos de faltas a la verdad que aparecen y se multiplican en el universo digital. No hemos inventado la mentira, pero sí es cierto que se ha refinado tanto que cada vez es más difícil distinguir la paja del trigo. Y no respeta grupos de edad.

Los jóvenes son tan vulnerables como los adultos mayores. Se puede descubrir, a veces, en las noticias o información variada que compartimos entre los amigos que damos por cierta sin apenas tomarnos el tiempo para verificarla. Así, somos presa fácil de los bulos que distribuimos generosamente entre la comunidad a la que pertenecemos sin a veces enterarnos.

“Por eso estoy fuera de las redes sociales e Internet”, me dijo un amigo. Y sí, a veces es saludable desintoxicarse y respirar aire puro fuera de la plaza pública del mundo virtual, pero es una estrategia no solo miedosa, sino irresponsable al renunciar por cobardía a una fuente que puede ser valiosa para nuestro crecimiento espiritual, intelectual y desarrollo personal en general. No debemos limitarnos, pero sí tener cautela en un espacio tanto peligroso como destructivo si no ponemos atención.

El diario español, El País, sobre la noticia argentina explica lo siguiente: “Los avances tecnológicos actuales permiten una manipulación aún mayor a la que se enfrentó Bullrich. Lo que se conoce como deep fake news incluye grabaciones de una persona en la que se la escucha decir palabras que en realidad nunca pronunció o se muta un rostro por otro. El mes pasado, un centenar de medios de comunicación y empresas de tecnología de Argentina lanzaron la plataforma Reverso, que ofrece verificaciones de las noticias que circulan por Internet. El objetivo es luchar contra la desinformación durante el proceso electoral”.

Los argentinos están en plena campaña electoral, van a las urnas en octubre, pero el caso de las noticias falsas trasciende ese espacio geográfico. Si fuéramos cristianos (y lo somos algunos, aunque sea a nuestra manera) daríamos la razón al escritor sagrado cuando afirma que este mundo tiene por padre al mismo demonio: “el padre de la mentira”. Y mire, nosotros tan ingenuos dándole crédito a todo lo que vemos, leemos y escuchamos. Algo hacemos mal, por inocentes o por tontos.

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