Si algo demuestra y confirma lo turbio que fue el negocio de la compra de los aviones son las contradictorias y ridículas declaraciones que dieron el Vicepresidente de la República, el vocero del Ejército y el Ministro de Finanzas, quienes en la mañana de ayer se esmeraron en “desmentir” la operación realizada con Argentina para recibir, minutos después, un tortazo cuando el mismo presidente Macri anunció, con bombos y platillos, la venta de las naves a Guatemala que son, por cierto, las primeras que ese país logra vender en su historia, lo que puede ilustrar sobre la calidad del producto. Algunos ya dicen que esos aviones serán como las patrullas Lada que fueron compradas en tiempos de Serrano y que al poquísimo tiempo pararon en los campos de chatarra, similares a los que como botón de muestra del país, tiene la Fuerza Aérea Guatemalteca en el aeropuerto internacional La Aurora.
El Vicepresidente se enojó porque le preguntaron y negó la operación, evidenciando que al pobre diablo ni pelota le tiran en el Gobierno; el vocero del Ejército se esmeró en hacer una lista de razones por las que, según él, no se había concretado ninguna negociación y el pobre tuvo que aclararse a sí mismo horas más tarde para justificar el trinquete. Y el Ministro de Finanzas al salir de una sesión del Congreso negó que hubiera partida o espacio presupuestario para esa operación, descartando que pudiera realizarse. Todas esas patrañas saltaron por los aires cuando se confirmó que Morales sí andaba de “shopping” haciendo chinche el dinero que le hace falta al país y todo para quedar bien con Trump para convencerlo de que lo del almuerzo con los narcos fue apenas una pifia.
Si el negocio fuera transparente lo lógico hubiera sido una licitación internacional para hacer la mejor compra para el país, pero como se trata de un negocio turbio, con coimas de por medio, el mismo Presidente se encargó de cerrar el negocio, a lo mejor pensando que no fuera a ser que le birlaran o al menos le redujeran la comisión correspondiente. Y es que en esa cueva de Alí Babá es natural que no se pueda tener confianza ni siquiera en los más cercanos colaboradores.
El negocio y el viaje a Argentina ya eran opacos en extremo, pero la forma en que actuaron el Vice, el vocero y el Ministro sólo vino a corroborar lo que todo mundo comentaba sobre la asquerosidad de la compra de esas aeronaves que en poco tiempo engrosaran el chatarrero en La Aurora.