Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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Para entender por qué el MLP tuvo una participación tan destacada en los pasados comicios, llegando a obtener más de un 10% de los votos válidos (pendiente de confirmación después de que se detectaron errores tanto en el sistema de cómputo y como en la digitación de las actas finales) para Presidente y Vicepresidente, en la entrega anterior intenté ubicar al lector en los zapatos de una persona de escasos recursos del área rural de Guatemala. Por área rural no me refiero a cabeceras municipales, sino a aldeas y caseríos ubicados fuera de los cascos urbanos en el interior del país.

El votante urbano no entiende cómo es que tantas personas han dado su voto a un partido que “aboga” por un sistema como el de Venezuela. Sin defender al MLP, ya que profeso una ideología muy distinta a la que tiene este partido político, y habiendo leído completo su plan de gobierno (que fue el mejor estructurado y el más completo que de todos los planes que fueron presentados, ya que hubo candidatos que ni siquiera un plan de gobierno tenían uno), considero que quienes sostienen dicha creencia pueden estar confundidos.

En primer lugar, la propuesta del MLP tiene muchas más similitudes con el sistema de gobierno de Bolivia que con el de Venezuela (que son gobiernos muy distintos que han tenido resultados muy diferentes en sus respectivas gestiones). En segundo lugar, según nuestro ordenamiento jurídico, necesitarían de al menos 106 votos favorables en el Congreso para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que no sería conformada de acuerdo a lo que ellos proponen (popular y plurinacional).

También existe entre muchas personas un gran miedo a que el MLP haga importantes expropiaciones de empresas y tierras, dada su ideología de extrema izquierda, y que se perpetúen en el poder, como lo ha hecho Evo Morales en Bolivia, por citar un caso similar. Aquí en Guatemala, sin embargo, vivimos en un país donde la gran mayoría de nuestros gobernantes (los diputados y los alcaldes) se han perpetuado en el poder por décadas, y casi todos ellos han saqueado de forma descarada el erario nacional, en contubernio con sus financistas, expropiando así a los guatemaltecos, principalmente a los más vulnerables, su derecho a nutrición, salud y educación, por poner tres de los más elementales derechos de un ser humano, junto al derecho a la vida. Todos los guatemaltecos hemos sido perjudicados (y expropiados también) cuando funcionarios corruptos cobran coimas para la adjudicación y pago de contratos de construcción de carreteras. Es decir, vivimos en una dictadura en la cual los funcionarios públicos constantemente nos expropian de nuestros derechos, y ante ello hemos sido totalmente incapaces de exigirles que actúen con honradez, transparencia y que rindan cuentas.

Debido las condiciones mencionadas anteriormente es que se ha catapultado de esta forma el MLP y Thelma Cabrera, desconocidos hace tan solo un año. Y si no somos capaces de entenderlo y de exigir a este Gobierno honradez, transparencia y acciones dirigidas a mejorar las condiciones de vida de nuestro país, principalmente la de los más vulnerables, muy probablemente el próximo candidato del MLP sea Presidente de nuestro país.

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