Emilio Matta Saravia
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En estos comicios, el “fenómeno” del MLP se veía venir pese a pasar inadvertido en las encuestas (la muestra seguramente fue estratificada con base en centros urbanos y excluyendo áreas rurales, probablemente por razones de tiempo y costo).
La gran cantidad de votos que obtuvo Thelma Cabrera, pese a realizar una campaña muy corta y extremadamente austera, se debe analizar desde una perspectiva diferente para poder comprenderlo. Si uno piensa como un ladino, citadino, que ha tenido el privilegio de crecer alimentado, con salud y con educación primaria, secundaria y universitaria, es muy probable que jamás llegue a entender qué motivó a más de 450 mil personas a votar por ella. La señora Cabrera representa a una población rural, que nunca ha tenido acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad, nutrición, salud y educación. Nosotros, los citadinos, damos por sentado todo lo anterior, no lo cuestionamos, ya que nacimos y crecimos con ello.
En el área rural no es así. Imagínese por un momento, estimado lector, que usted vive a la orilla de un camino de tierra, que en verano es una nube de polvo y en invierno un lodazal. Su ingreso, si lo tiene, es de Q1,000 mensuales (sin bono 14, aguinaldo o indemnización) y con ello debe (mal) alimentar a 6 niños y una esposa. Todos viven hacinados en un cuarto con piso de tierra con uno o dos focos de luz (con suerte) y todos hacen sus necesidades en una letrina (con los consiguientes problemas de salubridad). La esposa cocina en una estufa de leña que ahúma el cuarto, lo que les ocasiona a todos problemas pulmonares. La única fuente de agua que tienen es el río que queda a un kilómetro y hay que acarrearla todo el trayecto en recipientes. El único centro de salud queda en una cabecera municipal a varios kilómetros de distancia, por lo que, si alguien se enferma, deben llevarlo en bus o en la palangana de un pickup a costo de Q10 por persona por viaje (sólo el transporte al centro de salud ya es un 6% de su ingreso mensual). Un día llegan unos señores en helicóptero a decirle que van a instalar una hidroeléctrica en su río que traerá desarrollo a la región, pero lo único que en realidad sucede es que se seca el río donde usted recogía agua, incluso en invierno, y encima le vienen a cobrar en su factura de luz Q150 mensuales (el 15% de sus ingresos) por consumo de electricidad y “alumbrado público”. Para usted, las votaciones son un ejercicio abúlico en el que cada 4 años le ofrecen unas láminas o una gorra y un almuerzo por ir a marcar una X por determinada figura y nada más.
Por lo menos 6 de cada 10 guatemaltecos viven en las condiciones descritas anteriormente. ¿Qué haría usted, desde la perspectiva anterior? ¿Votaría por quienes siempre han llegado a hacer ofrecimientos que nunca cumplen o votaría por alguien nuevo quien le habla en su idioma (no en español), viste como usted y le ofrece un cambio radical del sistema (lo que ofrece el MLP)?