Foto de archivo de Mohammed Morsi en un mitin en El Cairo, Egipto. El expresidente de Egipto falleció ayer tras desmayarse en una sala judicial. Foto La Hora AP Photo/Fredrik Persson, Archivo

Por SAMY MAGDY

EL CAIRO
Agencia AP

El primer presidente de Egipto elegido de forma democrática, Mohammed Morsi fue enterrado hoy por la mañana entre fuertes medidas de seguridad, al día siguiente de su dramática muerte tras desmayarse en una sala judicial en El Cairo, según indicó un miembro de su equipo de defensa.

La familia de Morsi asistió a las plegarias funerarias en la mezquita de la prisión de Tora antes del entierro en el distrito de Nasr City, en el oeste de El Cairo, indicó el abogado Abdul-Moneim Abdel-Madqsoud.

Las agencias de seguridad se negaron a permitir que Morsi fuera enterrado en el cementerio familiar, en la provincia de Sharqia, y en su lugar se optó por el cementerio de El Cairo dedicado a islamistas destacados, según su hijo, Ahmed. Los agentes de seguridad impidieron la entrada de reporteros en el cementerio, vetando la toma de fotografías en el funeral. También se cortó el acceso a periodistas a la localidad natal de Morsi.

El expresidente, de 67 años, pertenecía al grupo islamista más grande del país, la ahora ilegalizada Hermandad Musulmana, y fue elegido presidente en 2012 en las primeras elecciones libres del país tras la destitución el año anterior del veterano líder Hosni Mubarak.

Durante sus años de prisión, Morsi, que se sabía padecía diabetes, estuvo a menudo en aislamiento y en su mayor parte se le prohibió recibir visitas. Su familia solo pudo visitarlo en tres ocasiones.

Desde su detención compareció ante instancias judiciales por diferentes cargos. En las primeras sesiones ofrecía airados discursos, hasta que los jueces ordenaron que permaneciera en una jaula de vidrio de la que podían desconectar el sonido.

La Hermandad Musulmana acusó ayer al gobierno de “asesinar” al exmandatario con años de malas condiciones en prisión. El grupo reclamó una investigación internacional sobre la muerte de Morsi y convocó protestas ante las embajadas egipcias en el resto del mundo.

Human Rights Watch instó al consejo de derechos humanos de Naciones Unidas que investigara las circunstancias de la muerte de Morsi, y en concreto a las autoridades egipcias por “su maltrato” al expresidente, “tras años de acceso insuficiente a atención médica” durante su encarcelamiento.

El trato que recibió el exmandatario en la cárcel fue “espantoso, y los responsables deberían ser investigados y procesados de forma apropiada”, afirmó Sarah Leah Whitson, del grupo con sede en Nueva York.

El fiscal jefe egipcio dijo ayer por la noche que se examinaría el cuerpo de Morsi para determinar la causa de su muerte. La televisora estatal dijo que había fallecido tras sufrir un ataque al corazón, citando una fuente médica no identificada.

Morsi se derrumbó ayer justo después de dirigirse a la corte, hablando desde la jaula de vidrio y advirtiendo de que tenía “muchos secretos” que podía revelar, según un funcionario judicial.

En su última intervención siguió insistiendo en que era el legítimo presidente de Egipto y reclamando un tribunal especial, indicó a The Associated Press uno de sus abogados, Kamel Mandour. Murió antes de que pudiera ser traslado al hospital, según la televisora estatal.

Fue un final dramático para una persona clave en los vaivenes que ha sufrido Egipto desde su “revolución”, empezando por el alzamiento prodemocracia de 2011 que derrocó al veterano líder autoritario Hosni Mubarak, pasando por el polémico mandato del islamista y hasta el regreso a un férreo control del país ejercido por militares.

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