Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Anoche el presidente del CACIF declaró que más que sorprendidos están preocupados por el hecho de que el partido MLP, que postuló a la mujer indígena Thelma Cabrera, se haya situado en el cuarto lugar en las elecciones realizadas ayer y atribuyó el fenómeno a lo que él considera “desinformación”, diciendo que no se puede entender cómo es que un grupo que aboga por un sistema como el de Venezuela tenga tantos seguidores. En lo que tuvo razón el dirigente empresarial es que le corresponde a la población informarse para entender lo que ese partido ofrece, pero además es obvio que tienen que entender por qué en Venezuela hubo espacio para Chávez y el papel que las élites de aquel país jugaron cuando decidieron ser parte y comparsa de la corrupción de los partidos tradicionales Acción Democrática y Copei.
Porque es muy fácil decir que tal o cual está proponiendo convertir a Guatemala en otra Venezuela si no entienden qué fue lo que ocurrió efectivamente en ese país para dejar el espacio abierto a la propuesta chavista. Fue la corrupción desmedida que no sólo fue tolerada sino que también fue alentada por las élites, lo que produjo el derrumbe del sistema. Hubo varios avisos que, de haber sido tomados en cuenta, hubieran abierto los ojos a mucha gente para entender que no se podía perpetuar un modelo en el que la riqueza producto del petróleo quedó en muy pocas manos gracias a las prácticas corruptas de los dos partidos mayoritarios que fueron parte del juego y que contaron con el aval de los dirigentes con poder económico.
En Guatemala el MLP habla de una propuesta incluyente que rompa con el abandono en el que se ha mantenido a la población indígena porque el Estado ha sido puesto al servicio de la protección de privilegios a favor de los que ponen el pisto para las campañas políticas. Y por primera vez en la historia, los más marginados se organizan y muestran una fuerza política que nadie imaginó y que ni siquiera las encuestas llegaron a medir con precisión. En un país donde el indígena ha tenido que hacerse pasar por ladino para evitar la grosera discriminación, surge un movimiento inesperado que aglutina una fuerza electoral nada despreciable si entendemos que creció sin bulla publicitaria y sin tiempo ni recurso para desplegar una intensa campaña al estilo tradicional.
Por supuesto que, como dijo el Presidente del CACIF, debe haber preocupación porque si no entienden por qué se produce este fenómeno, seguramente que les pasará lo mismo que a las élites venezolanas. Guatemala no puede seguir siendo lo que es, por mucho que exista tan consistente apoyo a la lucha por mantener la impunidad y que sean tantos los que se quieren tapar con la misma chamarra.
Si no entendemos lo que significa la diversidad del país y trabajamos para crear una sociedad más incluyente, no será el MLP el que nos lleve a una Venezuela, sino la ceguera, torpeza y el cinismo de quienes para asegurarse impunidad mantienen un sistema corrupto como el que tenemos.