Mynor Alonzo
Los pueblos, de la resistencia al poder. Con esa frase, Thelma Cabrera, candidata presidencial de origen Mam por el MLP, terminó su discurso de cierre de campaña el pasado 8 de junio en la Plaza Central de la ciudad capital. Miles de personas presentes en el evento político gritaron emocionadas, más que por el discurso, por lo que representa ver a una mujer indígena organizada portando con tanta dignidad una candidatura presidencial independiente y de origen popular en un país como el nuestro.
En su discurso habló a los pueblos que habitamos Guatemala: mayas, xincas, garífunas y mestizos. Saludó a los movimientos sociales, organizaciones religiosas, medios de comunicación independientes, campesinos y campesinas, migrantes, pequeñas y medianas empresas, organizaciones de mujeres y a quienes defienden la vida y los derechos de la Madre Tierra.
Denunció sin titubeos los abusos en los cobros de servicios, la ausencia de caminos y carreteras, los robos descarados de empresarios corruptos y gobernantes, la criminalización a activistas y los atropellos de las empresas transnacionales que no consultan a los pueblos para instalarse y contaminar su territorio.
De forma clara y sencilla propuso luchar por una Asamblea Constituyente Plurinacional y Popular que transforme a profundidad nuestro país, buscar la nacionalización de los servicios públicos para evitar que lucren con nuestras necesidades básicas, promover el acceso a la educación y la salud a todo nivel, bajar los sueldos de los funcionarios públicos y buscar mecanismos de fiscalización a gobernantes para que el pueblo pueda verificar que cumplan su mandato o salgan del poder.
Habló del miedo que las élites criollas y los aspiracionales muestran de un movimiento político que no tienen comprado ni bajo control, de cómo reaccionan con ataques racistas y superficiales. Habló de la necesidad de unir fuerzas entre quienes queremos cambiar el país como única manera para lograrlo.
Estoy consciente de las carencias que los movimientos y organizaciones sociales hemos tenido para articular fuerza y empujar nuestras luchas. Estoy consciente que, llegue quien llegue a la presidencia, se encontrará con un Congreso lleno de corruptos y un Poder Judicial cooptado por la impunidad. Sin embargo, esta es la primera vez que no iré simplemente a votar por el menos malo, esta es la primera vez que puedo elegir una opción que representa la dignidad de mi visión política.
Esta decisión también es consciente de que, si bien las elecciones son el momento para tomar postura, no debemos perder de vista que ninguna candidata o movimiento logrará cambios sin mecanismos de participación democrática para que quienes respaldamos nos sintamos involucrados; así como no debemos olvidar la importancia de elegir representantes dignos al Congreso.
Y para quienes critican falaz y despiadadamente a Thelma Cabrera por como habla el español o por dudar la viabilidad de sus propuestas, les invito a dejar de lado el racismo y la superficialidad de la crítica para empezar a profundizar en los grandes debates que está sacando a luz el MLP y su candidata. Al fin y al cabo, son reivindicaciones legítimas que cualquier república democrática debería abordar con seriedad.