David Barrientos
napo102@hotmail.com

Los centroamericanos deberíamos estar indignados por la existencia del Parlamento Centroamericano; pues desde su constitución en el año mil novecientos noventa y uno, que fue creado, como un espacio para lograr la integración regional; obviamente no nos han mostrado su intento siquiera para lograrlo, sus resoluciones no son vinculantes, es decir, que ningún país está obligado a cumplir lo que resuelve el Parlamento; se concibe como un órgano de supuesto planteamiento, análisis y recomendación sobre asuntos políticos, económicos, sociales y culturales de interés común, sin embargo, con los años y las crisis políticas que han enfrentado los países que lo integran, ha permanecido invisible o sus discusiones son puro lirismo político. No se conocen los logros de la integración o los tienen muy bien guardados, por lo que es visto como un refugio de políticos cuestionados, y si sumamos el costo para los centroamericanos de este sobrante órgano, la situación es más dramática. Hace bien Costa Rica en no ingresar al Parlacen.

Durante los veintiocho años de existencia de este órgano, se han dado las condiciones para que los centroamericanos se decidan por migraciones masivas; el cambio climático ha dejado sentir sus efectos y este órgano no ha siquiera promovido protocolos regionales de mitigación; la violencia sigue siendo uno de los temas que agobian a la población, o sea no ha tenido ningún impacto positivo visible en las condiciones de vida de las personas en la región. De tal cuenta que no se puede considerar como un órgano exitoso de integración, por el contrario, es un órgano débil e invisible que vale la pena considerar su existencia. El Parlacen no presta ningún servicio a la región centroamericana, este foro ístmico confirma la mala imagen que los centroamericanos tienen de la totalidad de la clase política, además es una carga onerosa para una región empobrecida.

Para la integración centroamericana bastaría con una secretaría con funcionarios representativos de cada país, con actividades permanentes, dependientes de cada gobierno, con la posibilidad de hacer vinculantes las decisiones de los presidentes de cada país, que gestione las reuniones de los gobernantes, preparadas por los cancilleres cuando el caso lo amerita, esto resulta más efectivo y más económico, que mantener vigente ese costoso organismo, que además muestra que en la región no se tienen claras las prioridades nacionales y regionales.

No está de más mencionar que la conformación de este órgano muestra el descaro y burla a nuestros empobrecidos pueblos, pues con solo la inscripción para la postulación a un espacio en el mismo, denota la insensibilidad y el cinismo de personas, que saben que sesionaran muy poco y sin ningún propósito para el bien común, constituyéndose en un club y refugio de personas, sin prestar ningún servicio a la región centroamericana y que está destinado a desaparecer, ojalá más temprano que tarde debido a sus pobres resultados, su conformación es muestra de compadrazgo, clientelismo, favoritismo de los partidos políticos, lo cual se manifiesta cuando se designan las planillas de sus ingratos y desvergonzados candidatos.

Napoleón Barrientos

napo10211@gmail.com

Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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