Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Llegará el día en el que alguien reciba una visita y en la que le dirán algunos: póngale precio a su fábrica, porque se la voy a comprar. Le pago lo que quiera, pero me la va a vender. No será pregunta, será una orden que no se podrá discutir. Podrá ser la fábrica, un pedazo de tierra o Dios no lo quiera, la familia. Y sin duda, no buscarán pequeñitas fábricas o negocios medianos.

Y cuando eso suceda, como ha ocurrido en otros países, la gran pregunta será ¿a quién van a acudir las víctimas si muchos en este país se prestaron para ser los tontos útiles de las mafias sin pedigrí que buscan el total desmantelamiento del Estado para poderlo seguir utilizando como mejor les plazca?

Hagamos el ejercicio: a la CICIG… ahh no porque ya para ese entonces no habrá ente internacional, pues desde el Presidente hasta potentados empresarios se encargaron de aliarse hasta con delincuentes rusos para lograr el objetivo; al Ministerio Público (MP) ni pensarlo porque Consuelo Porras está para ser, ahí sí vigilante (como ella misma dijo en A Primera Hora).

No podrán buscar refugio en la Presidencia porque, al igual que Morales, si gana alguien que busca perpetuar el sistema será de ellos; el Ministerio de Gobernación seguirá en poder de esas mafias que, como les ofreció Mario Estrada, buscarán controlar tales puestos para seguirse desbocando tal y como lo han venido haciendo ahora.

En las cortes y jueces también será muy difícil porque las mafias del Congreso están planeando que no “entre ni uno solo decente” a las Cortes de Apelaciones del país y a la misma Corte Suprema de Justicia (CSJ) y ese será uno de los mejores legados que deje este Congreso de la infamia (con contadas excepciones).

Los que cacarean la certeza jurídica como una letanía pero no hablan del sistema y de los ajustes que se necesitan para tener una verdadera certeza, se darán cuenta que la certeza la tendrá el más poderoso, el más sanguinario y el que tenga más dinero para acceder a donde se debe.

Increíble que por no querer aceptar algo que, como me dijo alguien, han hecho desde hace mucho tiempo pero “antes no era delito” – financiar campañas– se hayan prestado para servirles la mesa a aquellos que necesitan usar nuestro país como una mera ruta para abastecer mercados masivos que les dejan mucho dinero.

Si alguien dudaba de si éramos un Estado Fallido, creo que a la luz de las evidencias queda muy poco que discutir porque este caso de Estrada vino a poner de manifiesto una terrible realidad y no solo eso, pues también sacó a luz las alianzas que alcanzaron algunos que se prestaron para según ellos “salvarse el pellejo”.

Gente que ha vivido situaciones como estas en el pasado dice, “es que quien perdió algo en el camino, siempre buscará como cobrarlo, lo hace contra los que mejor pueden pagárselo y si no hay mecanismos de defensa, se está en tierra de nadie” y eso es lo que no entendieron algunos.

Desmantelar los avances logrados ha sido, es y será el peor error que se pudo haber cometido y de nada servirá llorar por la leche derramada. Ojalá la sociedad abra los ojos y deje de nuevo la indiferencia crónica que nos vuelve a pasar facturas que no pagaremos ni en décadas.

Muchos lograron impunidad, para según ellos, tener paz pero será esa misma impunidad, la que les quitará la paz.

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