Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Cualquiera hubiera pensado que un Presidente que ha utilizado la “paja” de la soberanía para justificar su oposición a la lucha contra la corrupción y que usa la misma Presidencia para socavar los esfuerzos contra de la impunidad, iba a decir que lo de Mario Estrada, de ser probado, era indignante porque además retrata la política guatemalteca.

“Para un Presidente que ama la soberanía, de lo que se le acusa a Mario Estrada es una vergüenza nacional porque, si se prueba, ¿cómo es que alguien se atreve a ofrecer nuestros bienes nacionales para el trasiego de drogas? Vea usted, si yo he sido un mandatario que he pedido elecciones libres, ¿cómo es eso de andar pidiendo a extranjeros la eliminación de contrincantes políticos? Eso es pisotear nuestra soberanía.”

Lo anterior, es lo que Morales, en su peculiar forma, pudo haber dicho si es que de verdad fuera un Jefe de Estado que cree en la verdadera soberanía y no solo en la soberanía de las mafias. Pero Jimmy Morales no solo no dijo ni pío de la “soberanía” sino que además, intentó ser muy cauto con Estrada y defendió los vasos comunicantes entre su gobierno y el partido UCN .

“Después de que me invitó insistentemente a que yo fuera, tuvimos una excelente conversación…”, y la verdad es que llama mucho la atención cómo es que a los otros candidatos él dice que los recibió y con Estrada fue hasta su finca. ¿Hubo más invitados? ¿De qué habrán hablado? ¿Esto estará dentro de las amenazas que lanzó Estrada Jr.?

Netflix ha hecho un esfuerzo importante para retratar el papel que el narcotráfico juega en los Estados y la política y Guatemala no es la excepción. Ahora hemos visto que esa realidad no se ve solo en las series, sino que poco a poco va saliendo a luz y debemos dimensionarla.

El dinero ilícito en el financiamiento de las campañas también es un atentando a la democracia y por eso es que nunca me ha dejado de llamar la atención cómo es que, quienes dicen tener dinero lícito, usan las mismas formas para financiar de manera anónima; encuentro la respuesta en que ilícito o lícito el origen, los aportantes anónimos y ocultos buscan desorientar la función del Estado para su propio beneficio y esa chamarra da para todo tipo de negocio.

Ayer Morales defendió solapadamente a Estrada pero aprovechó para criticar a Thelma Aldana y no deja de llamar la atención ese contraste porque eso explicaría cómo es que el Gobierno pudo usar al partido de “no te preocupes mi vida” para apuntalar posiciones en el Congreso de sus allegados y/o operadores y el tono de los presentes en la reunión, transmitía que sin duda la sopa que suelte el presidenciable capturado en Estados Unidos los tiene preocupados.

Pero todo esto pasó en el contexto en el que se buscó una falsa estabilidad, en el marco mundial de un Trump que se salió con la suya al obstruir la justicia, mientras que en el país se quiere investigar con modo vigilante para volver el pasado, en tanto los grupos operan a todo motor tejiendo impensables alianzas con tal de que Guatemala vuelva a ser el paraíso de la eterna impunidad.

Pasó bajo la indiferente mirada del ciudadano que se tragó el anzuelo de quienes, con tal de defender la corrupción, hicieron esto un tema ideológico exacerbando obtusos debates que solo favorecen a las mafias, a quienes no desean rendir cuentas y a quienes añoran regresar al tenebroso pasado.

Morales ayer dejó claro que la soberanía le vale gorro; la única soberanía que le interesa es la que ofrecen a algunos, la corrupción y la impunidad.

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