Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82
La fiscal general, Consuelo Porras, ha demostrado con sus acciones que al ser nombrada fue condicionada para entregar de regreso el Ministerio Público (MP) a aquellos que sintieron que por haber tenido que rendir cuentas, habían perdido el país, porque se habían desarrollado en medio de un sistema en el que la ley tenía topes y no llegaba tan alto. Además, le exigieron que cobrara venganzas personales de quienes se sentían agraviados por el trabajo de su antecesora.
La semana pasada, tras conocerse que retardó el caso de Sandra Torres por casi cuatro meses (tras lo que quiso culpar a Juan Francisco Sandoval), fue una semana complicada pues se sumó al fallido intento por liberar a los sindicados del caso FCN- Nación sin que tuvieran que aceptar nada y el hecho que no ha podido explicar las declaraciones de su fiscal que reconoció que tuvieron que correr para armar el caso de Thelma Aldana, previo a ser inscrita.
Sintiéndose en contra de las cuerdas, Porras sacó su libreto que en el pasado le había valido para apaciguar las aguas: emitir un comunicado y autorizar algún caso que ella estima de “poca monta” para intentar demostrarle a la población que ella “no es la razón” por la que quienes operan la vuelta al pasado dicen que “ya han recuperado al país”.
Pero esta vez, no le ha sido ni le será suficiente su libreto porque doña Consuelo tiene que entender que sus actos han sido un genuino desconsuelo y que ella, al día de hoy, está pasando a la historia como la Fiscal General que le facilitó a las mafias de este país, el nuevo asalto al MP que garantizará la cooptación de la persecución penal para responder a venganzas y no al Estado de Derecho.
Tras sus actuaciones, han salido a luz algunos comentarios que hacen referencia a al menos una reunión en las instalaciones presidenciales (previo a ser entrevistada con el resto de candidatos), a los comentarios de algunos sindicados que decían que “ella debía ser la elegida”, a la sorpresiva y misteriosa renuncia de algunos de sus asesores que no querían ser vinculados con lo que se venía y con el hecho de que ninguno de los mafiosos del Ejecutivo, el Legislativo, Judicial y los particulares que se pasan de vivos, la critican porque les está siendo muy útil.
De las últimas tres mujeres, sin duda no es Consuelo Porras la única que fue condicionada a su nombramiento, pero sus dos antecesoras marcaron las distancias porque entendieron de qué lado de la historia querían estar. Porras ha elegido mal hasta el día de hoy y si hubiera algún chance de enderezar el rumbo, dependerá solo de ella.
Si su receta son los comunicados, jugar de víctima y seguir aprobando “casitos”, no le será suficiente. Debe ser categórica, demostrar con actos de qué lado está y reconocer que el MP no está listo para actuar sin el apoyo de la CICIG reformada porque ya vimos cómo a ella la cooptan y muy fácil.
Siempre pensé que las mafias de este país, como el agua, iban a encontrar sus espacios para colarse, pero nunca pensé que iba a ser en el MP y menos tan rápido y no digamos lo fácil que ha sido. Doña Consuelo se podrá quejar del trato, pero si no entiende que la población reacciona a lo que ve, tiene un serio problema que no le permitirá distanciarse de las mafias y la confirmará para siempre, como la Fiscal que detuvo el proceso de cambio para devolver el MP a las mafias poderosas de este país.