Claudia Escobar

claudiaescobarm@alumni.harvard.edu

Es juez guatemalteca, reconocida internacionalmente por su labor en contra de la corrupción. Recibió el reconocimiento “Democracy Award”. Escobar ha sido fellowen la Universidad de Harvard y Georgetown University.  Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona; Abogada por la Universidad Francisco Marroquín. También tiene estudios en ciencias políticas de Louisiana State University

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Claudia Escobar. PhD.
claudiaescobarm@alumni.harvard.edu

La credibilidad en las instituciones es un elemento esencial para preservar los sistemas democráticos. Lamentablemente, la pérdida de confianza en las entidades gubernamentales es una señal de alarma en algunos de los países de Latinoamérica.

En el libro titulado How to save a Constitutional Democracy [Cómo salvar una Democracia Constitucional] los profesores Tom Ginsburg y Aziz Z. Huq, de la Universidad de Chicago, afirman que la erosión de la democracia es la principal forma de decadencia política en América Latina.

Según su propia definición, la erosión democrática es un proceso de deterioro incremental, pero en última instancia, sustancial en los tres predicados básicos de la democracia: elecciones competitivas, derechos de expresión y asociación, y el Estado de Derecho. Es necesario anotar que, únicamente cuando existen cambios negativos sustanciales, en los tres factores claves de la democracia liberal-constitucional, se produce la erosión y existe un riesgo -inminente- para el sistema democrático.

Los autores hacen énfasis que la democracia no puede reducirse a un simple requisito de elecciones “competitivas”. Se requiere que no exista coerción estatal a los candidatos de la oposición. Es decir que las instituciones gubernamentales no pueden ser utilizadas para bloquear a los candidatos que el gobierno de turno no aprueba. Es necesario, además, que exista un mínimo de disposiciones legales e institucionales para garantizar una verdadera competencia política-electoral.

En vista que Guatemala está atravesando por un período electoral lleno de incertidumbre y que la regresión democrática se ha convertido en la forma más común de retroceso institucional, es importante entender las tácticas políticas utilizadas para imponer prácticas incompatibles a la esencia de la democracia liberal-constitucional, para lo cual el texto aludido es de gran utilidad.

El núcleo del libro es analizar las herramientas y los instrumentos utilizados en diferentes casos de erosión democrática. Se mapearon al menos cinco mecanismos específicos, que provocaron un deterioro evidente del sistema democrático, siendo estos:

* El abuso de reformas constitucionales para alterar las formas de gobernanza, como anular la prohibición de reelección;
* La eliminación de control entre los distintos poderes del Estado;
* La politización y centralización del poder Ejecutivo;
* La distorsión de la esfera pública -compartida- en la que se pueden ejercer libremente los derechos de expresión y asociación; y, por último
* La eliminación o anulación de la competencia política partidista -efectiva- y la perspectiva de rotación del cargo de elección popular.

Ginsburg y Huq, también hacen alusión a la importancia de las Cortes, en especial en las primeras etapas de la erosión. Sin embargo, advierten que: la erosión se puede detener sí y sólo sí los jueces están comprometidos con los valores liberales, el gobierno constitucional y la democracia. Afirman que: “Cuando un sistema de nombramiento judicial selecciona a los funcionarios en base a la lealtad partidista, sobre los valores enunciados, es poco probable que surja una resistencia judicial a la erosión democrática”.

Yo me pregunto: ¿En qué fase del proceso de erosión está Guatemala? ¿Estarán los jueces y magistrados guatemaltecos comprometidos con los valores democráticos o serán cómplices del colapso institucional en nuestro país?

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