Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Una parte del discurso de Luis Donaldo Colosio “Yo veo un México” que aparece en esta columna fue pronunciado el 6 de marzo de 1994 y, tan solo 17 días después, fue cobardemente asesinado el 23 de marzo en Tijuana.

Ahora el tema cobró relevancia mucho más allá de las fronteras de México, gracias a la serie de Netflix “El Candidato” y más allá de lo que se revela en la serie y la advertencia que se hace que se basa en hechos reales pero llevados a la ficción “para retratar uno de los momentos más trágicos de México”, creo que se puede decir con toda categoría que enfrentarse al sistema que operaba en su país, le costó la vida.

Colosio entendía y veía la necesidad de diseñar un México en el que cupieran todos, comunidades indígenas, de campesinos, de trabajadores, de jóvenes, de mujeres, de empresarios, de profesionales, de maestros, de universitarios, de investigadores, de técnicos, pues “todos ellos son las mujeres y los hombres que mucho han contribuido a la construcción del país en que vivimos y a quienes habremos de responderles”.

Pero la parte que para mí, fue el detonante de su muerte es esta: “Yo veo un México con hambre y sed de justicia, un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla, de mujeres y hombres afligidos por el abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.”. Más adelante dijo: “Yo veo un México convencido de que esta es la hora de las respuestas”.

Recordemos que los mexicanos llevaban en ese momento casi 64 años de dominio priista y había sido diseñado todo un sistema que favorecía la impunidad y la corrupción de aquellos que actuaban sabiendo que su manto los cubría. Evidenciar eso y peor aún, ofrecer combatirlo teniendo en cuenta a todos los sectores, hizo que le asestaran dos disparos, uno de ellos a la cabeza.

No por gusto su asesinato sigue impune y no por gusto, en su momento, se usó a las autoridades que estaban llamadas a encontrar la verdad, para esconderla. Qué valentía la de su esposa y la de sus hijos que aprendieron a vivir con el dolor de la injusticia.

Veo una Guatemala con un sistema parecido al que regía en México en aquel momento y así como Colosio fue una amenaza en 1994, aquí entendieron que el 2015 y lo que vino después puso en juego ese impune abuso de las autoridades y sus socios particulares y esa prostitución de las instituciones que había sido tan rentable.

Debemos entender que los sistemas no se construyen en meses y sus vicios no se destruyen de la noche a la mañana. Que cuando se sienten amenazados sacan a sus alfiles en el Ejecutivo, el Congreso, el Judicial, la Contraloría, el Ministerio Público, las cortes paralelas, las universidades que funcionan como sociedades accionadas y particulares que necesitan de la impunidad para tener “éxito” y “paz”.

Ese es nuestro reto y como bien dijo Colosio (parafraseándolo), en Guatemala debemos ser esos ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; que seamos esos ciudadanos quienes tenemos esperanza y estemos dispuestos a sumar nuestro esfuerzo para alcanzar el progreso.

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