Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Si estuviéramos en los zapatos del Presidente de los Estados Unidos y fuera nuestra obligación velar por la racionalidad de sus gastos, como comprobar que a pesar de invertir muchos millones de dólares no se logran buenos resultados para reducir, aunque sea en parte, la migración de nuestros habitantes ¿no estaríamos obligados a tomar decisiones radicales, entre otras, suspender aquellos pagos para programas de índole militar y sociales, creados para alivianar las múltiples necesidades de nuestros coterráneos, puesto que cada gobierno hace muy poco para contribuir a solucionar sus problemas que, luego les provoca ir hacia el norte en busca del “sueño americano”? Tampoco se puede dejar de lado que allá, el pueblo norteamericano, sí tiene mecanismos para presionar las decisiones presidenciales y que aquí, triste y lamentable es decirlo, no los tenemos y de esa cuenta, se ha vuelto tradicional el abandono de los gobiernos para nuestras poblaciones especialmente las del interior de la República.

Muchos podrán aducir que una decisión de cortar la ayuda no va a detener a los migrantes pero, el argumento que lo contradice es ¿acaso lo ha estado deteniendo o al menos reduciendo? No es un secreto para nadie que desde el año 1985 para la fecha, para tener una fecha de referencia, los presidentes ni sus equipos de trabajo les ha interesado detener la migración hacia el norte, pues sus ocupaciones, unos más y otros menos, han sido para e buscar los caminos más rápidos para salir de pobres, mucho antes de terminar su período y, si alguien duda de lo que asevero, me gustaría mucho recibir las pruebas que demuestren lo contrario.

La pobreza, la falta de educación y de salud, la creación de infraestructura y el incremento de la delincuencia ha sido el común denominador de los gobiernos de los últimos tiempos y si nosotros los chapines bien intencionados, a pesar de nuestros esfuerzos porque se combata la corrupción y la impunidad, fuente fundamental para la creación de lo antes enunciado, muy poco hemos logrado, ¿qué dirán los gringos que nos visitan para conocer nuestro país para deleitarse de nuestras bellezas naturales, pero se topan con la triste situación política, social y económica en que la gran mayoría de guatemaltecos vive, aun sabiendo que muchos de sus impuestos se destinan para apoyar nuestro desarrollo y prosperidad?

Definitivamente no se puede tapar el sol con un dedo. Para evitar la migración solo se podrá lograr hasta que todos, propios y extraños, pongamos de nuestra parte para evitarlo, empezando por reducir el tremendo tamaño de nuestra burocracia gubernamental que ha hecho cada vez más ineficiente al Estado; de implantar sistemas para racionalizar el uso honesto y cabal de nuestros recursos en favor de la población y no de los que han estado viviendo y lucrando a costillas de los mismos; incrementar paulatina y constantemente nuestra infraestructura y sobre todo, combatiendo sin tregua alguna frontalmente a la corrupción y la impunidad.

Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

post author
Artículo anteriorNeurodiversidad de todos
Artículo siguienteEn GT, jugar con la democracia y cooptar la justicia son delitos menores