En la vida uno nunca se debe dar por vencido aunque el tamaño de los retos sea mayor a los grandes volcanes del país y lo digo porque estamos viendo situaciones que retratan nuestro sistema de cuerpo entero.

Vayamos a los hechos. Hace unos días, la fiscal general Consuelo Porras accedió a las presiones que le pedían que se dijera en un proceso legal que se sigue por financiamiento electoral ilícito al partido del presidente Jimmy Morales, FCN-Nación, que jugar con la democracia es un “delito menor” y por ende le aplicaba un criterio de oportunidad, como si la democracia de un país no fuera algo de interés público o un tema de seguridad ciudadana, tal y como dice el artículo que contempla el criterio de oportunidad en nuestra legislación penal. Por cierto, para ese caso hay salida, pero pasa por el procedimiento abreviado que implica aceptar y comprometerse a no volver a repetir los hechos pero por alguna razón, no han querido acogerse.

La petición expresada en el párrafo anterior, no fue aceptada por Erika Aifán porque sin haberse graduado de una universidad que saca abogados “express” ni haberse ido a Sevilla a hacer “doctorados”, la jueza es una conocedora del derecho a quien la integridad y la coherencia le guían el camino. Con argumentos evidenció un acuerdo que era tan “normal” en la Guatemala de antes.

Ese hecho se dio hace unos días, pero no puede ser analizado de manera aislada y menos ahora, cuando se sabe que doña Consuelo le hizo el favor a Sandra Torres (la misma que ordenó a sus diputados modificar el delito de financiamiento electoral ilícito porque querían salvar el pellejo) al engavetar, como en la Guatemala de antes, su caso para sacarlo a luz cuando ya tuviera la inmunidad de candidata sabiendo, además, que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) está cooptada por las mafias.

Con eso dos hechos y más, cuando es la misma Fiscal General del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, la que lidera la carga, es fácil arribar a la conclusión de que en el país jugar con la democracia no solo es factible, sino es un hecho protegido e incentivado por las mismas autoridades que están llamadas a evitarlo. Además, es una bajeza del tamaño de la Catedral lo que hace Porras al querer culpar a Juan Francisco Sandoval por el favor que ella le hizo al manoseo de la democracia.

Y así como jugar con la democracia es un deporte casi federado en el país, la cooptación de la justicia es un delito, que según la Sala Primera, no es de impacto y por eso arrebataron el caso a la jueza Aifán, justamente porque es una jueza proba y entonces es mejor ir a buscar un juez de esos a los que se “conocen” por darles clases cuando se es socio de una entidad sin fines de lucro, perdón, cuando a alguien se le paga por alumnos inscritos.

Era natural que quien está acusado de operar de manera paralela las Comisiones de Postulación y quien como consecuencia de esa mafiosa conducta es acusado de recibir un apartamento para servir a intereses espurios y en contra de lo que juró como abogado, busque a un juez adhoc para que actué y resuelva, otra vez, como la Guatemala de antes.

El martes que Fredy Cabrera llegó a La Hora por mi columna del mismo día, quedó en evidencia que hay quienes le sacan raja al “conocer a tanto abogado” porque él ya sabe (y solo Dios sabe cómo) que en el caso por el que la Contraloría de Cuentas dice que un trabajo que el MP de Thelma Aldana le contrató a José Carlos Marroquín y que se hizo pero no se socializó (según dice en la denuncia), él ya sabe que habrá(n) órdenes de captura y como bien dijo Marco Canteo en La Hora, no hay doctorado que permita saber eso. Ningún doctorado ni autonombrarse como el mejor discípulo de alguien permite saber eso, a menos que uno use a “sus conocidos” en las aulas para saber. Todos deben y debemos rendir cuentas, pero llama la atención que el presidenciable de TODOS anuncie una orden de captura sin ser  fiscal, juez o parte en el proceso, pues él dice que no asesora a Felipe Alejos en esa causa.

El plan para regresar a Guatemala a los tiempos previos a abril de 2015 es real y es operado por gente poderosa, apoyada por entes del Estado cuyas cabezas vendieron el alma y la decencia. Dependerá de los guatemaltecos que vieron que una Guatemala mejor es posible, impedirlo.

Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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