Jorge Morales Toj
jorgemoralestoj@gmail.com
A cada 4 años, los partidos políticos se recuerdan que existen pobres y recorren pueblos, comunidades indígenas y colonias marginales. Los políticos tradicionales saben que la pobreza y la destrucción en las comunidades indígenas y áreas marginales son profundas y que muchas comunidades y colonias en aras de obtener algún apoyo o atención de las futuras gobernantes se dejan encantar por las falsas promesas y negocian los votos.
El clientelismo político en el área rural y las colonias marginales sigue siendo, el modus operandi de los partidos políticos. Alcaldes, diputados y candidatos de la mayor parte de partidos políticos están impulsando estrategias clientelares en casi todas las comunidades rurales y colonias marginales. Ese clientelismo es entendido como el arreglo que realizan los funcionarios públicos o los candidatos con algunos segmentos de población pobre para obtener el apoyo en las elecciones. Ese intercambio de favores implica un me das y un te doy. Todo a cambio del voto.
Durante el proceso electoral se llegan a acuerdos para mejoramiento de camino, ampliación de la carretera, proyectos de agua potable, ampliación de salones comunales, incluso de alguna suma de dinero, (los alcaldes siempre aclaran que ese dinero no es de la muni, es del salario, dicen). El ofrecimiento y entrega de láminas, abono, semillas, incluso instrumentos de labranza son parte de ese clientelismo.
La estrategia de los políticos es a través de sus famosas “afiliaciones” y entrega de carnets a los comunitarios. Otra forma es apuntarlos en los famosos “listados”, (cuadernos con todos los datos de los eventuales votantes). Con toda la información que recaban los partidos políticos generan nuevas estrategias para seguir baboseando a las comunidades y colonias marginales.
Los partidos políticos y especialmente los candidatos a alcaldes generan grandes expectativas a las comunidades y áreas marginales y en ocasiones “dejan una seña”, es decir, dejan un aporte económico a las comunidades que muchas veces son administrados por los líderes comunitarios o por los representantes del partido. En otros casos mandan maquinaria para arreglar caminos y dicen: “sin ser alcalde, ya estoy haciendo obras”.
Hace algún tiempo, un político me dijo: “Mi estrategia es conectarme con todas las iglesias. Cuando voy a campaña paso dejando mi ofrenda a todas las iglesias y si es necesario mando algunos instrumentos musicales o bocinas. De esa cuenta, algunos candidatos se “ganan” a los fieles de distintas iglesias.
Para muchas comunidades, el proceso electoral es una oportunidad para sacarle algo a los políticos, al alcalde y a los diputados. Un líder me dijo: “En época electoral hay que aprovechar, porque es la única ocasión en que vienen los políticos, luego se olvidan de las comunidades”.
El clientelismo político opera a nivel nacional y en diversas formas. En el área urbana van de colonia en colonia haciendo un inventario de necesidades de los vecinos, generando expectativas y luego ofreciendo soluciones. Pintan canchas de futbol, pavimentan callejones, envían pipas de agua en colonia sin agua y ofrecen el progreso a cambio de los votos.
La instrumentalización de la pobreza, sigue siendo el negocio de los políticos.