POR JONATHAN LEMIRE Y MARY CLARE JALONICK/AP
WASHINGTON

Es una caza de brujas, una vendetta, el peor acoso a que ha sido sometido un presidente en la historia.

Eso viene diciendo Donald Trump desde hace dos años acerca de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre Rusia. Ahora, salvo sorpresas de último momento, el presidente y sus aliados cambiaron su libreto y creen que el informe final podría darles una oportunidad de sacar rédito político.

El informe podría circular en cualquier momento y Trump luce cada vez más confiado en que no ofrecerá evidencia clara de que hubo una conspiración entre su campaña presidencial y Rusia, como él siempre ha dicho. El mandatario y sus asesores estiman asimismo que eso puede darles munición de cara a las elecciones del año que viene, según funcionarios y ex funcionarios de la Casa Blanca y allegados que hablaron a condición de no ser identificados para comentar conversaciones privadas.

También entre los demócratas se percibe un cambio de actitud. Vienen diciendo desde hace tiempo que el informe contendría información muy perjudicial para Trump, pero ahora impulsan otras investigaciones de los negocios de Trump y de la Casa Blanca que van mucho más allá de la interferencia rusa.

Los papeles se han invertido de una forma inesperada.

TRUMP PUEDE SACARLE PROVECHO

Nadie sabe exactamente qué dirá el informe de Mueller, pero todos tratan de preparar el terreno para lo que venga.

Una posibilidad que hasta hace poco hubiera parecido implausible es que el presidente trate de sacar provecho de las conclusiones en lugar de condenarlas. Podría presentar ese esfuerzo como un ejemplo de los excesos del gobierno y Trump podría aparecer como una víctima que logró demostrar su inocencia.

“¿Qué pasa cuando entregan el informe y dice que nada de esto era cierto, que el presidente no hizo nada malo¨?”, preguntó el republicano de más alto rango en la comisión judicial de la Cámara de Representantes, Doug Collins, la semana pasada. “Todo se viene abajo”.

La versión de Trump en Twitter fue más gráfica: Dijo que las comisiones controladas por los demócratas que investigan al mandatario en la cámara baja se estaban “volviendo locas”.

Esa fue la reacción del presidente al pedido de documentos de 81 personas relacionadas con Trump que hizo el presidente de la comisión judicial Jerrold Nadler. Nadler afirmó que la comisión debe enfocarse en “temas mucho más amplios” que los que investigó Mueller.

Adam Schiff, presidente de la comisión de inteligencia, sostuvo que hay que investigar muchas más cosas. Que Mueller “no puede estar haciendo mucho en torno al lavado de dinero” si no citó a gente del Deutsche Bank, que prestó grandes sumas a Trump. La comisión de Shiff y la de servicios financieros están estudiando el posible lavado de dinero y los manejos financieros de Trump en el exterior.

“Tenemos responsabilidades separadas, independientes e importantes”, manifestó Schiff. “Decirle al país lo que pasó”.

AHORA HAY OPTIMISMO

La investigación de Rusia, que Mueller inició en mayo del 2017, planteaba un riesgo mortal para la presidencia ya que Trump fue elegido y acusaciones de colusión u obstrucción podría tener un efecto dominó y desembocar en un juicio político. Esos temores todavía persisten, pero en la Casa Blanca reina un cierto optimismo ante la posibilidad de que ya haya pasado lo peor y de que no se encontró nada grave.

Incluso si no se implica a Trump en conductas delictivas, no obstante, la investigación no fue infructuosa. Se encausó a 34 personas, incluidos seis allegados a Trump, y a tres compañías. Los fiscales investigadores destaparon un amplio esfuerzo de los rusos por interferir en las elecciones del 2016 y demostraron que personas conectadas con la campaña de Trump estaban ansiosas por explotar correos electrónicos robados a los demócratas.

El ex presidente de la cámara baja Newt Gingrich, un firme aliado de Trump, sostuvo que si el informe no aporta pruebas de irregularidades, “ya no se justificará lo que los demócratas de la Cámara de Representantes quieren hacer. Tienen su informe, lo escribió el tipo que ellos querían, que tuvo todo el poder del gobierno federal a su disposición, y de todos modos no se pudo implicar al presidente”.

Trump, agregó, “podría decir: Aquí está el informe. No despedí a Mueller. No interferí con él. Si quieren seguir investigándome, quedará demostrado que es un asunto puramente partidista”.

El mandatario cree que un informe favorable le permitiría recuperar el apoyo de sectores independientes y de algunos demócratas que votaron por él pero que se habían desencantado.

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