La forma en que el MP forzó una acusación contra Thelma Aldana y propició que el caso fuera conocido por un juez que fue objeto de señalamientos por la FECI en tiempos de Aldana viene a embarrar el proceso electoral y atenta contra la democracia, uno de los pilares de la prosperidad que tanto se busca.

Primero fue el Fiscal quien reconoció que no tenía caso y que tuvo que trabajar a marchas forzadas en el fin de semana para armarlo y luego el tribunal que conoció está a cargo de un juzgador cuestionado por la FECI y que ha cedido a presiones del sector privado organizado.

Así como el proceso contra Sandra Torres fue entretenido hasta que obtuvo inmunidad, el proceso contra Aldana fue apresurado para sacarlo antes de que obtuviera inmunidad. Y al conocerse que Aldana había sido inscrita, el Gobierno filtra información sobre la orden de captura, a pesar de que estaba en reserva, con el fin de enturbiar más aún el mar de porquería que han armado, marco en el que deben entenderse los ataques oficiales al TSE.

Es claro que las redes de corrupción están moviendo cielo y tierra con el fin de impedir que Aldana pueda ser candidata, empeño que tiene en la Fiscal General Consuelo Porras un adalid, pero en el que participa todo el gobierno de Morales, los diputados del Pacto de Corruptos y los miembros de la élite que han sido responsables de la captura del Estado.

Destruir de esa manera la pobre democracia es en verdad criminal y tendrá consecuencias para los que han orquestado la maniobra e incluso deberán pensar en escenarios sin el apoyo de la comunidad internacional, especialmente de los Estados Unidos. Ya hay preocupación por los retrocesos en el tema de la corrupción y la impunidad y al ver que el Ministerio Público vuelve a los tiempos en que fue una herramienta de los poderosos para encubrir a los cuelludos y castigar a los enemigos de los poderosos, sin duda tomarán medidas que marcarán para toda su vida a los artífices de la trama, tanto los que dan la cara como los que operando en la sombra han sido los principales actores de este drama nacional.

Destruir un proceso democrático que para la comunidad internacional era la última esperanza para impedir el triunfo de los corruptos es un hecho gravísimo que posiblemente en la Guatemala de los indiferentes no tenga consecuencias, pero las tendrá entre los países que se preocupan por la situación del país, especialmente porque les afecta la ola migratoria incrementada por la corrupción generalizada.

Redacción La Hora

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