Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Exactamente por las mismas razones que la hicieron odiosa a ojos de los corruptos es por lo que yo admiro la labor que desempeñó como Fiscal General la abogada Thelma Aldana quien, junto a Iván Velásquez y la CICIG, hizo tanto por desnudar la podredumbre que la corrupción siembra en todo nuestro sistema político, a lo largo y ancho de la administración pública con la complicidad, evidenciada, de quienes por la vía del financiamiento electoral han logrado la captura del Estado guatemalteco. El tema del financiamiento lo vengo yo mencionando y tratando desde finales de los años noventa del siglo pasado y precisamente me he abstenido de votar desde entonces porque el problema del país no lo veo sólo en la pobre oferta electoral, sino en la cooptación generadora de la más absoluta y brutal corrupción.

Porque en el proceso de la Cooptación del Estado, en el que fueron sindicados miembros de la mera élite y que fue el parteaguas que acabó con el “apoyo” que habían mostrado a la CICIG y a la lucha contra la corrupción, puso de manifiesto que en Guatemala el Estado abandonó sus fines porque se dedica a beneficiar a los que pusieron suficiente pisto en la campaña para allanar el camino al candidato que escogen para que, durante cuatro años, sea el protector de sus intereses en un arreglo que implica la absoluta tolerancia a las más rancias prácticas de corrupción en las compras y contrataciones.

Lo avanzado desde el 2015, cuando se destapó el Caso La Línea, abrió por vez primera espacios para emprender el saneamiento del país y la verdadera lucha contra la impunidad y la corrupción. En ese momento hasta los de la élite se fueron a dar baños de pureza a la plaza central pidiendo cárcel para los que ellos mismos habían financiado y sobornado desde que eran candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia. Lo cierto es que el trabajo de Iván Velásquez y Thelma Aldana, con sus respectivos equipos, cambió por completo el escenario porque aunque todos sabíamos que los gobernantes se enriquecían groseramente, fue entonces cuando se supo cómo era que lo hacían y todo quedó más claro cuando se supo que por vía del financiamiento electoral se producía la burda y completa cooptación del Estado.

La alineación de fuerzas para contener los procesos legales en contra de corruptos y corruptores pretende preservar la existencia de la dictadura de la corrupción y por ello es que se habla de un Pacto de Corruptos en el que no están sólo los políticos y funcionarios, sino importantes actores que promovieron el ataque contra la CICIG luego de que el gobierno “rescató” para la causa el Ministerio Público al nombrar a la señora Consuelo Porras.

Obviamente la aspiración presidencial de Thelma Aldana pone a temblar a muchos y por ello es que moverán cielo y tierra en su contra porque ya conocen su determinación de dirigir la acción política para reformar el podrido sistema. El aceleradísimo proceso para tramitar su orden de captura es el inicio de toda una serie de acciones para parquearla porque de ello dependerá, en buena medida, que siga esta fiesta tan jugosa como asquerosa.

Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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