Por JOSH BOAK
Agencia Ap
En contra de la opinión de la mayoría de los economistas, el gobierno de Donald Trump espera que la economía de Estados Unidos siga creciendo la próxima década impulsada por nuevas rebajas fiscales, una menor regulación y mejoras en las infraestructuras del país.
El reporte anual del Consejo de Asesores Económicos del presidente Trump prevé que la economía se expandirá un sólido 3.2% este año y un saludable 2.8% en una década. Esta es un alza mucho más rápida que la contemplada por la Reserva Federal en el largo plazo, del 1.9% anual.
La previsión del gobierno se basa en la expectativa de que logrará implementar nuevas rebajas de impuestos, incentivos para mejoras en infraestructuras, nuevas políticas laborales y revertir regulaciones programas que probablemente no tendrán el respaldo de la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas y que tendría que dar el visto bueno a la mayoría.
Kevin Hassett, presidente del consejo de la Casa Blanca, insistió en que la agenda económica del presidente proporcionaría combustible suficiente para alimentar el robusto crecimiento en un momento en que la mayoría de economistas prevén una desaceleración debida en parte al envejecimiento de la población estadounidense.
El mayor riesgo al crecimiento sería que los mercados financieros anticipen que las políticas existentes con Trump serán revertidas, apuntó. Sin entrar en detalles, Hassett señaló que el riesgo sería que los mercados esperen que el ganador de las presidenciales de 2020 abandone políticas como la revisión fiscal de Trump de 2017.
«La incertidumbre sobre las políticas en sí mismas podría disminuir su impacto positivo”, declaró Hassett.
La rebaja fiscal sumará casi 1,5 billones de dólares a la deuda federal en la próxima década, independientemente del crecimiento económico. El reporte sugiere que los impuestos más bajos han incrementado la inversión empresarial de forma que la economía será más productiva, al tiempo que aumenta el número de gente que acude a buscar trabajo.
El optimismo de la administración contrasta con las señales de desaceleración del crecimiento económico global y con la reciente ralentización de la producción manufacturera y la debilidad de las ventas minoristas en diciembre y enero.