Juan Jacobo Muñoz Lemus
- Patojología: acepción mía (no se culpe a nadie más), para señalar aquellas conductas infantiles o niñerías que se suceden una y otra vez, como descargas emocionales y exposición de sentimientos ligados a los recuerdos negativos de la niñez, y de los que el actor no se da cuenta porque pertenecen al inconsciente.
- La gente adulta y asustada, se ve como un ejército de niños de 5 o 6 años, luchando por rescatarse.
- ¿Ya maduré o sigo queriendo salvar al mundo, o que el mundo me salve?, ¿Cuánto estoy empeorando las cosas?, ¿Me meto en cosas donde creo ganar, pero pierdo?
- En demasiados ambientes humanos hay mucha gente haciéndose la loca, pero que no deja de llenarse la boca.
- Luchar porque me quieran, me valoren, me reconozcan por lo que hago y que no me traicionen, parece una de las mejores maneras de perder el tiempo.
- ¿Cómo te atreves a opinar de ti, si no sabes casi nada de ti? A ti te mueve el inconsciente, ¿qué sabes tú de por qué haces las cosas?
- No nos fijemos en lo lógico sino en lo ilógico. Vamos a aprender más de nosotros y de lo que llevamos oculto sin saberlo.
- ¿Quién es uno para tener explicaciones?, lo que más hay es, abundancia de dudas.
- Mi ignorancia es demasiado grande, creo que ya no cabe.
- Si lo que decís es consecuente con lo que sentís, solo queda que al vivir seas congruente con tu discurso. Esa armonía ayuda a tu belleza.
- Todos tenemos puntos ciegos y también puntos psicóticos. Es inútil buscar respuestas entre irrealidades. Unicornios y caballos alados, no los quiero más que en mis sueños.
- Tiendo a pensar que el celoso, además de inseguro, es alguien que lo quiere todo.
- El paranoide no ve micos aparejados, es él quien los apareja. Falla porque es superado por su ego. Se desprecia pero no lo acepta, deposita su odio en otros y cree que estos desean hacerle daño. Es un necrófilo, siempre seguro de lo peor.
- La magia no existe, el truco sí. Cuando decimos destino, estamos cumpliendo profecías autoproclamadas.
- Vivimos entre ideas incompatibles e irreconciliables; hacer el bien y el mal, desear vivir y morir. Debemos aceptarlas a las dos, porque somos las dos. Solo así evitaremos contar nuestras propias historias, de manera poco confiable.
- La mayoría ha querido creer que la realización propia es tener un amor. Ni siquiera el amor; lo que quiere es un bulto a la par.
- Hay dolores exquisitos, tal vez por eso se busca gente que hace sufrir.
- Los saltimbanquis del amor son sospechosos. Hacen piruetas para que no se note, su falta de equilibrio.
- Basta ya de gente desperdiciada, tratando de hacer lo que cualquiera hace.
- Si con lo que sabemos ya tenemos el pelo parado, como será lo que no sabemos. Aplicable a cualquier historia.
- Uno puede aferrarse a la muerte como sentido de vida. Hasta la muerte puede servir para llenar un vacío muy grande.
- Además, ¿quién es uno?, nadie. Dentro de poco, nada. No hay nada que defender.
- Lo bueno de envejecer es que se tiene menos miedo. Cada vez, se ve menos para afuera, y se siente más por dentro.
- Las apetencias mías ya son tan íntimas, que el mundo empieza a decir, que me estoy volviendo un aburrido.
- Un buen camino hacia la conversión, debería ser, quedarse quieto.