En un país caracterizado por la eterna impunidad sistemáticamente diseñada, cualquier ley de amnistía o de reducción de penas tiene que ser ampliamente discutida y sometida a profundo debate porque se trata de algo muy serio que no se puede aprobar simplemente después de la atropellada y veloz lectura del proyecto, precisamente para que sea ininteligible no sólo para quienes tienen la responsabilidad de votar, sino para la ciudadanía en general. A toda velocidad, como pasó la ley que despenalizó el crimen del financiamiento electoral ilícito, se quiere aprobar una ley presentada como de Reconciliación pero que es básicamente una norma para decretar el perdón y olvido.
Obviamente las partes interesadas tienen derecho a opinar y expresar sus puntos de vista y ello hace que los veteranos militares y las víctimas de la guerra tengan mucho que decir en el marco de la discusión de una ley como la propuesta.
Sobre todo porque es muy difícil pretender que haya reconciliación sin verdadera justicia y si el problema es que la balanza de la justicia se ha inclinado únicamente a un lado, el asunto no se resuelve con un borrón y cuenta nueva. En las sociedades que han vivido situaciones traumáticas y difíciles, la justicia ha sido parte del proceso de sanación porque la reparación a las víctimas es necesaria e indispensable.
Podemos ver ahora cómo un problema de dimensiones universales que inicialmente fue encarado con la tesis del perdón y olvido para el victimario e indiferencia para las víctimas, tiene que ser enfocado desde la perspectiva de la justicia para superarlo. Hablamos del crimen de los pederastas que también fue objeto de una tácita amnistía por el encubrimiento que las autoridades eclesiásticas mantuvieron durante años y que sólo incentivo a los criminales. Si no queremos que esos abusos se repitan, hay que encararlos con el correspondiente castigo a los responsables.
Que sólo el Ejército ha sido castigado y la guerrilla no, puede ser un argumento válido. Pero la solución es castigar también los crímenes de la guerrilla encuadrados en esa característica de lesa humanidad.
Se trata de una cuestión sumamente polémica en la que hay muchas partes involucradas y se tiene que tomar en cuenta cada una de ellas en el contexto de un debate positivo. En un país en el que precisamente por tanta impunidad hay tanto criminal de todo tipo reincidiendo en sus delitos, cualquier amnistía tiene que ser analizada con especial cuidado porque ya sabemos que la tendencia nacional es a evadir la responsabilidad penal mediante las más variadas artimañas.