Alfonso Mata
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¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?

No entendemos por qué siendo los cólicos de los bebés el trastorno gastrointestinal funcional más común del recién nacido, es de lo menos estudiados y más controversial. Hasta ahora, no hay una comprensión segura de la naturaleza de la condición o condiciones que lo originan y de los enfoques para su corrección. Al mismo tiempo, es algo que hace sufrir de manera innegable y fuerte así como es la máxima preocupación para los padres, que los obliga a buscar ayuda profesional e incurrir en gastos médicos sustanciales y a veces a una mala corrección dietética y otras maniobras contraproducentes para el crecimiento del niño.

Las tasas de prevalencia del cólico infantil varían ampliamente, principalmente debido al uso de diferentes definiciones en los estudios con una mediana del 17.7%. Hay que tener en cuenta que, aparte de las diferentes definiciones que se utilizan, la prevalencia del cólico infantil se ve afectada por la percepción de los padres de la forma, intensidad y la duración de los episodios de llanto, y por los métodos utilizados para recopilar datos sobre el llanto, bienestar, y prácticas de cuidado infantil, culturalmente dependientes.

El cólico infantil “dolor abdominal” se puede considerar como un fenómeno de comportamiento en bebés de 1 a 4 meses de edad e implica largos períodos de llanto inconsolable y comportamiento difícil de calmar.  En 90 a 95% de los bebés, el cólico intestinal abdominal es producto de algo que funciona mal en los intestinos y la digestión del bebé y sólo en el 5 a 10% está asociado con patología orgánica.

Sin embargo, es discutible si el cólico infantil realmente tiene un origen gastrointestinal.  La fisiopatología del cólico infantil no se comprende por completo, pero se ha postulado que está causada por diversos factores, como: una alteración del sistema nervioso central y del digestivo; causas psicosociales (p. Ej., lactancia inadecuada); relación familiar o ansiedad de los padres, o causas relacionadas con el aparato digestivo como alergia a las leches y otros alimentos, reflujo gastroesofágico o trastornos de la motilidad del tracto gastrointestinal.  En las últimas décadas, se ha sugerido que la microbiota alterada, afecta la motilidad intestinal y la producción de gas, lo que conduce a un comportamiento cólico, pero aún queda mucho por estudiar.

En conclusión, todavía es incierto si el cólico infantil refleja un fenómeno de desarrollo normal, un desequilibrio del sistema nervioso central, una alteración ambiental o de microbiota, una molestia gastrointestinal, todo lo anterior o algo de ello. No obstante, es un malestar autolimitado que, en ausencia de otros síntomas alarmantes, debe tratarse con esmero y tranquilidad.

EL LLANTO ¿ES MALO?
En general, el llanto de los bebés sanos aumenta después del nacimiento, alcanza un pico alrededor de las 5-6 semanas de edad gestacional y luego disminuye a los 3 meses.  En menos del 5% de los niños que presentan llanto inconsolable, se encuentra una enfermedad orgánica subyacente.

El llanto ocurre sin causa aparente y esta es una de las razones principales por las que es preocupante para los padres.  Los médicos a menudo asumen que el llanto en un cólico infantil tiene una causa gastrointestinal.  El síntoma principal es el ataque agudo de ansiedad del niño, que se acompaña de un largo llanto, que a veces dura varias horas. Es la duración del llanto (al menos 3 horas al día) el principal signo de diagnóstico de Cólico por los padres y los médicos. Como regla general, el cólico se produce en los bebés al final de la 2ª – comienzo de la 3ª semana de vida, y tienen sus cuadros una duración de 3 meses consecutivos a partir de la primera fecha. En la mayoría de los casos no causa lesiones graves en el estado de salud del niño sin embargo, viola significativamente el confort psicológico familiar en el entorno del recién nacido, reduciendo en mucho, la calidad de vida de toda la familia. No es raro observar que el llanto prolongado del niño, causa agotamiento psicológico de los padres y a veces hasta depresión e irritabilidad y mala predisposición hacia el niño.

Algunos médicos ponen en duda la validez científica y el valor diagnóstico de la duración, la intensidad y la frecuencia del llanto como criterio para el diagnóstico del cólico intestinal. Su criterio se fundamenta en la subjetividad de la percepción del llanto infantil por parte de los padres que le brindan dicha información. Además, no hay evidencia de que un niño que llora durante 3 horas al día tenga un problema más grave que alguien que llora menos minutos al día. Por lo tanto, es evidente que los médicos necesitan de esquemas de diagnóstico más efectivos más allá del llanto, que sean confiables y prácticos.

Entonces resulta claro que no hay un punto de vista único sobre la etiología del cólico hasta la fecha. Además, sigue en duda: ¿es esto un problema sólo de los intestinos, que está implícito en la palabra «cólico»? En otras palabras, ¿existe una base de evidencia para el cólico o solo estamos tratando con “sensaciones” en los intestinos? Lo poco que sabemos lo podemos resumir en lo siguiente

CUADRO SINÁPTICO ROMA IV 

AFINANDO EL DIAGNÓSTICO DE LOS MÉDICOS

Se ha realizado una revisión importante de los criterios del cólico infantil. El comité de Roma IV en 2016 decidió agregar dos criterios que deben cumplirse para el diagnóstico de cólicos infantiles en la investigación clínica.  En una consulta telefónica o cara a cara con un investigador o médico clínico, los padres deben informar que su bebé ha llorado o molestado durante 3 o más horas por día, durante 3 o más días en la semana anterior.  Además, los padres deben llevar un diario de conducta de 24 horas para confirmar que la cantidad total de llanto y molestias es más de 3 horas por 24 horas.

Comprender el cólico infantil, requiere una apreciación del desarrollo del bebé, la relación niño con el cuidador y el entorno familiar y social en el que el niño vive. Un resumen de lo dicho lo plantea el grupo IV de roma de la siguiente manera:

 

TRATAMIENTO

Uno de los objetivos más importantes del tratamiento para el cólico infantil es ayudar a los padres a sobrellevar los síntomas de su bebé y brindar apoyo para la relación bebé-familia.  Después del llanto, los cuidadores pueden desarrollar frustraciones e inseguridades con respecto a sus habilidades de crianza.  Muchos bebés no cumplen estrictamente los tres criterios.  Los médicos de familia, deben estar conscientes de la percepción de los padres y de cómo afrontarlos al evaluar al bebé. Las características de los paroxismos, las diferencias cualitativas en el llanto y la hipertonía se pueden usar para distinguir el cólico del llanto normal. Es esencial que los clínicos reconozcan esto y ofrezcan apoyo continuo para influir en la forma en que los padres ven su capacidad para cuidar al niño. A pesar de que existe evidencia prometedora reciente para el tratamiento del cólico infantil con Lactobacillus reuteri aún faltan pruebas del uso de probióticos para el tratamiento de los cólicos infantiles.

 

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