Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Dijo ayer Raquel Zelaya que el Foro Guatemala abordó los temas torales que han afectado y afectan nuestro sistema impidiendo un desarrollo sostenible, de manera poco convencional porque en resumidas cuentas fue muy difícil alcanzar los mínimos y que por eso quisieron pasar de los temas “coyunturales”. El reconocimiento de que fue complicado alcanzar acuerdos también fue confirmado por otras personas que participaron en el proceso.
Suena muy lógico (abordar de manera poco convencional los temas de “coyuntura”) cuando se ve de manera superficial, pero cuando se empieza a escarbar un poco más, es fácil darnos cuenta que hay una razón real que nos ha impedido alcanzar los mínimos que necesitamos para realizar los ajustes necesarios al sistema, porque el principal componente de quienes dirigen el foro radica en la preocupación que les generan sus actos del pasado y que los ha llevado a buscar impunidad.
Por ejemplo, al hablar del Organismo Legislativo y Judicial hablan de la necesidad de reformar los períodos de los magistrados y jueces, de revisar el modelo de Comisiones de Postulación, de la implementación de la Ley de la Carrera Judicial, agilizar procesos y el Presupuesto, pero no tocan (ni por asomo) la forma en la que se eligen las Cortes en este país y no lo pueden hacer, porque quienes pagan los mariachis están muy interesados en meter de nuevo las manos en la elección de jueces, aspirando que con eso se acaben sus horas de insomnio.
Al Ejecutivo le encomiendan varias cosas importantes, pero quedan de lado algunas vitales. Respetar a las Cortes de este país, no dijeron ni pío respecto a la importancia de la fuerza pública y el desmantelamiento que sufre y los temas de los vicios en el Sistema de Salud (en donde la corrupción es bestial). Ellos y muchos sabemos que arreglar la economía sin arreglar el tema de salud es imposible, pero como hablar de las compras de medicinas, por ejemplo, es sinónimo de vicios, vetan esos problemas porque ahora hablar de corrupción es mala palabra para quienes escogen las canciones.
Al hablar de Transparencia y Probidad, apuestan por lo “básico”, priorizar el combate a la corrupción e impunidad, pero sin apuntalar los elementos necesarios para lograr la efectividad de la lucha y menos, sin pedir que tales esfuerzos se orienten a atacar los grandes focos de la cooptación que requieren de investigaciones pero de ajustes en leyes que debe hacer el Congreso para golpear a las mafias. No olvidemos que ahora hasta sienten víctima a Sandra Torres (que los ayudó con la reforma al financiamiento) y eso nos debe explicar mucho.
Le piden al Legislativo reformar la Ley de Partidos Políticos pero no dicen nada del financiamiento porque ese es el caso que hizo que la vieja guardia apartara a quienes salieron a pedir perdón y entonces es claro que ese tema no solo no lo reconocen como problema, sino que jamás iban a dejar que se mencionara a pesar que es uno “coyuntural” pero de los últimos 30 años.
Piden revisar el tema de la prisión preventiva, pero nada dicen de la integridad de un problema que deriva de la cooptación de la justicia, de la cooptación del Sistema Penitenciario, de la escasa cantidad de jueces y de la mala utilización de los recursos legales que muchas veces derivan en un litigio malicioso.
Siempre he dicho que debemos ver que nos une más que lo que nos divide y en el documento hay muchas cosas que comparto, pero siempre he dicho que un diálogo no puede partir de los deseos de impunidad de sus principales promotores y de las maniobras de algunos por asegurarla.
Salidas para los preocupados hay, pero no desean aceptar nada y mientras no haya ese compromiso, nada de lo bueno de la hoja de ruta (y lo que se agregará) se podrá implementar mientras quien pague los mariachis y pida las canciones sea un grupo de guatemaltecos que con tal de aliviarse penas, hasta se traicionaron en su eterna postura de certeza jurídica apoyado a un Gobierno que desea asaltar el Estado de Derecho.