Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Los tiempos que vivimos ameritan mucha cabeza, menos hígado y sin duda alguna nadie le recordó ayer eso a Sandra Torres, y si lo hicieron no escuchó, porque en la conferencia terminó “perdiendo los papeles”. Vivimos tiempos complejos que necesitan análisis serenos basados en hechos más que en emociones.
El caso de la UNE y la acusación contra Sandra Torres evidencia muchas cosas. Para empezar, que los casos salen cuando el Ministerio Público (MP) decide y no cuando la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) desea para “manejar los tiempos” como dicen muchos de los que se oponen al ente internacional. Bien hará Consuelo Porras en explicar los motivos para autorizar el caso de Torres y la UNE (como el de Radford) cuando ya tenían antejuicio.
Luego, el caso del partido verde también demuestra que pese a los sendos esfuerzos de pocos, pero muy poderosos guatemaltecos, la CICIG está viva, coleando y haciendo su trabajo atacando estructuras que se han dedicado a apoderarse del Estado y que han usado el financiamiento electoral como el principal vehículo de cooptación.
Como bien dijo Philipe Chicola: “Investigando La Línea se topan con el Caso Aceros. Ampliando el caso Aceros, se topan con Felipao y los Traficantes de Influencias. Analizando movimientos financieros de Traficantes de Influencias se topan con el Financiamiento de la UNE. La obra se llama “Estado Capturado”.
Además, al ver algunos de los cheques que utilizó la gente de la UNE, se desprende que se aseguraron de dejar buen rastro, pues estampaban al píe de los mismos que era para la campaña de la UNE. De eso se desprende también que no es un tema de “pruebas falsas”, como dicen muchos.
El caso de la UNE deja ver cómo han cambiado los tiempos porque cuando el MP y la CICIG acusaron al candidato de Lider, Edgar Barquín, los que hoy creen, trabajan e invierten para destronar al ente internacional y al mismo Estado de Derecho, fueron los que más celebraron la acusación y me imagino que hoy, por mucho que haya sido la UNE y Torres, no les cayó en gracia porque estiman que el enemigo anda en el jardín, cerca y está operativo.
Evidencia que quienes son acusados pocas veces abordan el tema medular de la acusación, y se van con que “todo es político”, lo de la presunción de inocencia, de que todo es una fabricación de la izquierda o de la izquierda radical como dice ahora quien es señalada de haber militado en la guerrilla. Sandra Torres ayer no dijo una sola palabra respecto a la acusación de los supuestos Q19 millones que entraron a su campaña.
Evidencia que a pesar del esfuerzo de muchos por minimizarlo, el financiamiento electoral ilícito se consagra como el peor vicio de nuestra democracia que usan por igual potentados empresarios, narcotraficantes y trepadores sociales. Le duela a quien le duela, esa es una realidad que juntos debemos resolver y debería ser el punto de partida de un diálogo nacional, porque si hay voluntad de aceptar, se pueden y deben buscar las salidas para quienes deseen enderezar el rumbo personal y eso allane el camino para cambiar el rumbo de Guatemala.